Unas 40 personas participaron este domingo en la Arqueorutas por el Valle de Jinámar, una excursión para conocer el patrimonio cultural de la zona que comenzó en el yacimiento arqueológico de Los Barros, junto al Centro Comercial de El Mirador, que autorizó su visita.
Posteriormente los senderistas subieron a la Montaña Negra (Volcán de Jinámar), donde visitaron el cráter y la cruz allí instalada. Desde esta montaña se aprecia las mejores vistas de todo el Valle, incluyendo Marzagán, Monte Quemado, Lomo del Sabinal, Santa Margarita, etcétera.
El descenso de la montaña llevó a los caminantes hasta la Casa de la Condesa, donde se explicaron los valores de estos espacios. La flora y fauna del Parque de Jaime O`Shanahan y sus mil palmeras guiaron a los caminantes a la Noria de Jinámar, la guinda del recorrido.
En definitiva, una ruta de unos 9 km de recorrido resultó muy atractiva y cultural, con múltiples sorpresas y cargada de historia canaria.
Colaboración
Esta actividad contó con la colaboración de la Consejería de Participación Ciudadana del Cabildo de Gran Canaria, Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Ayuntamiento de Telde y Centro Comercial de El Mirador.
Más información del itinerario
El Mayorazgo de Francisco Amoreto Manrique, Capitán, Regidor Perpetuo y Familiar del Santo Oficio, fundado el 17 de marzo de 1669, al que se realizaron agregaciones de bienes y del título Conde de Vega Grande de Guadalupe, era el máximo propietario pues decía tener en este lugar la siguiente propiedad:
«Finca de tierras labradías, “arrife” y parte montañosa con casa habitación del dueño, casas de colonos, bodegas, lagar, establo, gañanías, pozos, estanques y un túnel por donde se conducen las aguas del Barranco de Telde, denominada “Hacienda de Jinámar”» de quinientas cuarenta y siete fanegas y once celemines, y «Cortijo de tierras labradías y “arrifes” con casas para colonos y otros accesorios, denominada de “Juan Gallegos” en Jinámar» de setenta y ocho fanegas y un celemín (Suárez Grimón, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987).
A mitad de camino entre la Iglesia Parroquial y las negras arenas de la playa de Bocabarranco de Jinámar, conocida por playa de la Condesa, existe un conjunto de edificios que reciben la denominación común de Casa de la Condesa, aunque realmente se trata de varias construcciones, unas domésticas y otras dedicadas a usos varios derivados de las labores ganaderas y agrícolas, que tuvieron como marco la gran finca del Valle de Jinámar hasta principios de los años setenta del pasado siglo XX.
La finca en cuestión fue desde siempre la principal y más extensa propiedad agraria del lugar. Situada en el valle, recorrida de oeste a este por el Barranco de Las Goteras, sus tierras llanas y fértiles fueron testigo de los más variados cultivos, que se fueron sucediendo a lo largo de los últimos cinco siglos, en función de la demanda de la época.
En 1850, el condado de la Vega Grande construye en su hacienda el pozo con un extraordinario artilugio de elevación de aguas, que es llamado popularmente la «Noria de Jinámar». La mal llamada noria, es un malacate que, accionado por la fuerza de los animales, movía un cuerpo de cigüeñales y vástagos que tiraban de tres bombas de pistón, ubicadas en una torre de cantería de planta octagonal levantada sobre el pozo.
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