El giro de Ramírez

Del culebrón entre Jonathan Viera y García Pimienta me quedo con la actitud de Miguel Ángel Ramírez en el transcurso del mismo. Si bien en los inicios, cuanto estalló a raíz de las declaraciones del mediapunta al finalizar un partido, el presidente se posicionó junto al entrenador, a medida que pasaron las semanas Ramírez pegó un giró de guión y entendió que lo más inteligente era tender puentes, retener el talento y poner luces largas. Se llama gestión de conflictos.

Aún no sabemos que aconteció entre ambos. Si fue un distanciamiento creciente o abrupto. Si hubo cruce de declaraciones entre el jugador de La Feria y el míster o miradas frías entre ellos que marcaron el territorio. A saber. Algún día saldrá a la luz qué fue, o, al menos, la versión de uno y otro. A buen seguro, si en la clasificación la Unión Deportiva Las Palmas no estuviese ahora en la parte alta, puede que la batalla la hubiera ganado Jonathan Viera.

Estas pugnas en los vestuarios no son nuevas. En los ochenta, durante la temporada 1985-1986, la hubo en el Athletic Club de Bilbao entre Javier Clemente y Sarabia. El delantero era el referente en el ataque de los vascos pero Clemente no le daba la cancha que pretendía y estilaba sacarlo al campo para reactivar el ritmo del choque. En las tabernas de Bilbao Sarabia era el ídolo. Pero Clemente había conseguido los dos títulos de liga timoneando al equipo de la ría del Nervión. Por cierto, una de esas últimas jornadas (la de 1982-1983) se desarrolló en el antiguo Estadio Insular donde se certificó el descenso de la Unión Deportiva Las Palmas y el Athletic Club de Bilbao entonó el alirón al vencer 1 a 5 en el recinto de Ciudad Jardín. Al final, Clemente fue destituido a comienzos de 1986.

Con García Pimienta el desenlace ha sido distinto. A Miguel Ángel Ramírez le pesa el recuerdo de Quique Setién, de dejarlo marchar al seguir los susurros del entorno presidencial, este fue su gran error, y no quiere repetir el episodio. Si a esto le añadimos el colchón de puntos actual que el equipo tiene con respecto a las posiciones de descenso, le han permitido al entrenador que su voluntad de no contar jamás con Jonathan Viera predomine.

El mediapunta tendrá que buscar una salida en el mercado de invierno. Una lástima. No es la mejor forma de acabar su vinculación a la Unión Deportiva Las Palmas, es un símbolo y estas cosas con el tiempo dejan huella y decepción. Eso sí, Ramírez trató de reconducir la situación. Estaba dispuesto al borrón y cuenta nueva. Sin embargo, hay razones de peso (o boberías auténticas) que han impedido que la madurez facilitara el reencuentro entre el jugador y el entrenador. Una pena.