No es nada fácil estar en antena más de dos décadas. Así que, siendo telespectador o no, tiene mérito. Principalmente, porque narró la historia colectiva del tardofranquismo, la Transición y buena parte de la democracia usando a unos personajes, a la familia Alcántara. Itinerarios individuales que suman una identidad, la del apellido y la del país. Lo común, más allá de la emoción. ‘Cuéntame cómo pasó’ se despidió la semana pasada de la pequeña pantalla. El final, es igual. Lo importante es el camino. Un tan largo camino en el que a los demás les ha pasado de todo: bodas, divorcios, nacimientos, muertes… A medida que avanzaba la serie, hacía lo propio la vida del resto. Ellos rescataban las últimas décadas, nosotros vivíamos las nuestras.
Si se pasó de nostalgia o mostró una visión edulcorada de los puntos más ácidos de la dictadura y relativizó el lado oscuro de la Transición, puede ser, es lo de menos. Su finalidad no era esa. Su objetivo esencial, y legítimo, era entretener. Y lo lograron. Por eso este elenco de actrices y actores pudieron cobrar por su trabajo años y años. Cuando se descarguen la vida laboral de la Seguridad Social, ‘Cuéntame’ les aparecerá como un registro interminable de sus cotizaciones para la jubilación, mientras el señor de la gestoría les mira sorprendido de reojo.
‘Cuéntame cómo pasó’ se estrenó en 2001 estando en La Moncloa José María Aznar, con mayoría absoluta, y consiguió congregar una noche por semana. Otros tantos desconectaron a las pocas temporadas, unos por cansancio y otros porque no tenían televisor allá donde se mudaron. Por la razón que sea. Pero millones de espectadores sí que estuvieron ahí para seguir al padre de familia que, cómo no, cuando arribó la democracia se hizo de la UCD de Adolfo Suárez. Eso era la serie: ‘ucedismo’ para captar la atención máxima posible de una bancada y otra. Suárez duró en política democrática menos que esta producción en TVE.
De 2001 a 2023. Duró tanto, que tenían que haberse despedido los Alcántara invitando al ejercicio de conciencia particular. ¿Has hecho bien las cosas en estas dos décadas? ¿Aprovechaste aquel trabajo? ¿Dilapidaste los ahorros? ¿Te mereció la pena darle esquinazo a aquella pareja que te quería de verdad por dos fornicaciones puntuales? A lo mejor, y todo, los que teníamos que habernos despedido en televisión éramos nosotros y no ellos. Y, quizá, sin saberlo, fuimos su entretenimiento al tiempo que ganaron dinero y gozaron de estabilidad laboral en un mundo incierto como es el del espectáculo. Aunque a ellos les resultasen indiferentes nuestras rutinas.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.130