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Colaboración

Solo le pido a Dios

OLGA RIVERO SANTANA Domingo, 26 de Noviembre de 2023 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 26 de Noviembre de 2023 a las 13:47:10 horas

Tomando como referencia esta preciosa y siempre actualísima canción del autor argentino León Gieco y que han versionado muchísimos cantantes, tanto españoles como extranjeros, quisiera compartir esta reflexión:

 

Sólo Le Pido a Dios…

Que el dolor no me sea indiferente, porque a base de verlo a nuestro alrededor y de escucharlo en las noticias, parece como que “nos acostumbramos” y lo vemos como algo normal.

 

Ciertamente que forma parte también de nuestras vidas y nadie estamos libres de la enfermedad, del dolor por la pérdida de un ser querido, etc., pero que esto no nos haga “insensibles” ante el dolor de los demás y hagamos algo, en la medida de nuestra capacidades y posibilidades.

 

Que lo injusto no me sea indiferente, sea quiénes sean los que lo padezcan y sean quiénes sean los que las cometan. No puede ser que algunas “ideologías” que por desgracia están escudándose en ellas, administren y apliquen “su justicia”, dependiendo de según quién la sufre o de quién la cometa y si está dentro de “su grupito ideológico” o no.

 

Aquí, vuelvo a pedir de corazón, el respeto a la Memoria Histórica, donde no se “maquille” nada y a nadie, “troceándola”, contando sólo la parte que a cada uno cree le conviene políticamente.

 

Fue dramático vivir una Guerra Civil y luego una Dictadura, para ahora pretender “entresacar” sólo parte de lo vivido, porque no lo dudemos, a lo único que nos llevará es a cometer los mismos errores.

 

Que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuete, toda la pobre inocencia de la gente.

 

Guerras “viejas” e “interminables”, a las que se les han ido sumando otras, y de las que nos interesamos y por las que nos preocupamos si pueden “perjudicar” nuestras economías y/o nuestros estados de bienestar, los ¡seres humanos, las víctimas no cuentan!

 

Que el engaño no me sea indiferente. Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

 

Desde siempre, la traición ha formado parte y lo sigue haciendo, de las acciones y de las actitudes de muchos, y aunque se da en todos los ámbitos de la vida (familia, amigos, vecinos, etc) no cabe duda que la política se lleva la gran palma. Lo hemos visto y padecido a lo largo de la historia y lo seguimos viendo.

 

Donde se dijo “digo” se dice “diego” y los exaltados y vehementes discursos en defensa de la justicia, de la igualdad, de los derechos humanos,.. ésos “tienen un precio” y por lo tanto, según convenga se mantiene la palabra dada o se busca toda clase de absurdas y vergonzosas “explicaciones”, que desde luego, ya poco se traga la ciudadanía. Eso lo hacen todos los partidos, lo que nos dejan cada vez más desconcertados y desamparados.

 

Que el futuro no me sea indiferente, desgraciado es el que tiene que marchar para vivir una cultura diferente, porque en sus países hay “tiranos”, que “mercadean” con sus derechos y con sus vidas.

 

El primer derecho que tenemos como persona es, en primer lugar: el poder vivir, formarnos,  trabajar y ayudar a nuestro país.

 

Si cualquiera decide marcharse a otro diferente, voluntariamente porque quiera conocer otros lugares o porque considera que tiene otras oportunidades, que sean únicamente esos motivos y no por los que están huyendo ahora mismo y de esta terrible forma, muchos seres humanos, entre los cuales, se cuentan ya por miles, los que se han quedado y se están quedando en el camino.

 

En segundo lugar: a que se garanticen todos esos derechos y por lo tanto la Comunidad Europea, y todos los Organismos que existen actualmente a nivel Internacional, tienen que velar para que esto sea así y en caso contrario, poner ¡ya! los medios que desde hace años y décadas, se tendrían que haber puesto.

 

Independientemente de las ideologías, tanto políticas como religiosas que tengamos, todos coincidiremos que son sentimientos y necesidades comunes.

 

Por todo lo expuesto, yo también le pido a Dios que no sigamos mirando para otro lado, que reaccionemos y recuperemos el significado de lo que es ser persona, ser humano.

 

Y desde el respeto a todas las creencias, permítanme como creyente, desearles a todos unas felices fiestas de Navidad y un Año Nuevo 2024, donde todas estas noticias de abusos, injusticias, violencias y muertes, se logren disminuir hasta acabar con ellas, porque todos, ¡sin excepción!, pongamos de nuestra parte, desde nuestra profesión, opción política y/o religiosa, etc, pues es la única manera de cambiar nuestro mundo (que es de todos).

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