El alcalde de Santa Cruz de Tenerife confunde la relación de competencias. Hace un llamamiento al servicio de régimen jurídico del consistorio para que evalúe la posibilidad de combatir la (supuesta por el regidor) inconstitucionalidad/ilegalidad de la llamada ley de amnistía a son de Cataluña. No tiene ningún valor jurídico, vaya de antemano, y se limita José Manuel Bermúdez a realizar un canto de sirena de cara a la galería. Un desatino impropio del municipalismo.
Para empezar, cualquier ley aprobada por las Cortes Generales goza de una presunción ‘iuris tantum’ (salvo que se demuestre lo contrario) de que es constitucional y, por consiguiente, legal. Es la voluntad manifestada por los representantes del pueblo en la sede de la soberanía nacional la que le permite estampar ese marchamo incólume pues el poder legislativo es el primer intérprete de la Constitución. Es decir, el Tribunal Constitucional siempre actúa de oficio y no todos pueden acceder al mismo. Interponer un recurso de inconstitucionalidad solo puede hacerlo el presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, 50 Diputados, 50 Senadores, los órganos colegiados ejecutivos de las Comunidades Autónomas y, en su caso, las Asambleas de las mismas. Estos son los legitimados. Ni más ni menos. Y no José Manuel Bermúdez ni el alcalde de Ponferrada ni el de Barakaldo ni el que sea.
¿Por qué José Manuel Bermúdez se presta a este tipo de declaraciones? ¿Ignorancia o pretensión rocambolesca para salir airoso? La sociedad de Santa Cruz de Tenerife tiene un componente sociológico conservador importante. El mismo que nutre el nicho de votos de CC, antes ATI. De hecho, numerosos dirigentes de ATI provienen de UCD. Cuando el centroderecha se desploma en las urnas en 1982 (AP, de Manuel Fraga, es la derecha) en Tenerife tornan al insularismo para luego engrasar las filas de CC a partir de 1993. No se fueron en los ochenta al CDS, como hizo Lorenzo Olarte en Gran Canaria. Y muchos de los correligionarios de ATI proceden del ámbito empresarial, son gestores, lo que les permite pasado los años en CC anticiparse y burlar el idealismo inocente de los que proceden de ICAN.
Por lo tanto, los voladores declarativos le salen gratis a José Manuel Bermúdez. Pero confunde a la opinión pública. Es el mismo alcalde que se gastó los cuartos del erario público para llenar las calles de Santa Cruz de Tenerife de banderolas españolas para festejar el 12 de octubre. ¿Nacionalismo? Sí, aunque no el canario sino el español. La tónica de CC de un tiempo a esta parte. Y, en vez de alzar los carnavales santacruceros, que otorga votos a CC, saca a relucir el ‘procés’ y la amnistía como artificio; mezclando churras con merinas.
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