Otro mandato de izquierdas

Tras superar numerosas cortapisas en los meses anteriores, Pedro Sánchez fue ayer investido presidente de Gobierno y se presta a conformar un Gabinete de coalición junto a Yolanda Díaz; llamada a liderar las áreas del trabajo y el diálogo social. El PSOE que estará en La Moncloa la legislatura que ya comienza tendrá que girar a la izquierda pues la gallega, los escaños de Unidas Podemos y los diversos socios periféricos así se lo reclamarán. Cualquier tentativa de acercarse al PP, por hipotética que fuese, si hubiera posibles para ello, acabará en mal puerto para el PSOE. Y eso le dejaron claro a Sánchez los socios en las dos jornadas celebradas en el Congreso de los Diputados.

Por otro lado, la derecha ‘trumpista’ ha venido para quedarse. Salvo que Alberto Núñez Feijóo cite a la calma a los suyos una vez realizado el trámite parlamentario, lo cierto es que la indigestión electoral hace que PP y Vox formen un bloque reaccionario que, de paso, condena al propio Feijóo al ostracismo. El tiempo pondrá las cosas en su sitio.

Eso sí, la necesidad de blindar la sede de la soberanía popular de tal manera es inaudita y es producto del discurso de odio que está gestando Vox incansablemente. La ultraderecha está embarrando las instituciones y el debate público con la finalidad de cuestionar la democracia representativa. En esto consiste, entre otras cosas, el ‘trumpismo’. El ambiente protogolpista que la extrema derecha está inoculando en parte de la sociedad crea odio e incredulidad hacia los mecanismos democráticos. Y esto no va a parar. Es peligroso. Hay que ser firmes frente al neofascismo.

El PNV se ha encargado de recordarle al PP que con Vox nunca logrará nada. El PP aún no se ha percatado o si lo ha hecho prefiere mirar hacia otro lado. Los tiempos del bipartidismo dinástico y sistémico que sustentaron el orden constitucional del 78 se disipan. Nueva era. Sánchez y Díaz tendrán que protagonizar una legislatura plurinacional y de derechos sociales. Esos son los parámetros de aquí a 2027. Junts irá presionando a más pero tampoco le interesa romper la cuerda. La alternativa neofascista es peor para todos. También para Cataluña. La presencia de Vox, al que está atado el PP, es justo lo que une a los demás frente a la regresión acuñada por la ultraderecha. El mejor pegamento al servicio de Sánchez.