El genocidio contra Palestina

El desasosiego sacude al Viejo Continente. Los bombardeos continúan sobre la franja de Gaza bajo los auspicios de la represalia, el ánimo de sometimiento y, al fin, el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino; que lo tiene sumiso desde hace décadas y de forma creciente. Las manifestaciones prosiguen por todo el mundo. También ayer las hubo en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. La sociedad canaria se echa a la calle y protesta ante el desgarro permanente comandado por Benjamín Netanyahu.

¿Dónde está la Unión Europea? ¿Por qué la ONU no actúa con mayor firmeza? La impotencia y el dolor asoman mientras nos llegan las fotografías y los vídeos de niñas y niños asesinados junto a sus familias por los proyectiles de Israel. Es incesante, no respetan nada. Puro sadismo el de Benjamín Netanyahu que no recapacita ni un instante sobre el dolor que está causando para los siguientes años y generaciones. El ultraderechista cabalga a sus anchas mientras Estados Unidos lo bendice y la Unión Europea patrocina, por acción o por omisión, lo que sucede en la franja de Gaza.

Decía José Ortega y Gasset que toda realidad que se ignora prepara su venganza. La desesperación de Gaza y Cisjordania, espoleada por las colonias israelíes que fragmentan la antigua Palestina, cruje. Ya no hay manera de que convivan dos estados porque Israel lo ocupa casi todo y divide a los palestinos territorialmente. La franja de Gaza viene a ser como La Gomera y, encima, concentra la mayor densidad poblacional del planeta. Una invasión terrestre de Israel es una locura, además de un colosal peligro para las víctimas civiles.

Parece que los ideales de paz y derechos humanos que irrumpieron tras la Segunda Guerra Mundial se han disipado. Asombra la banalización del conflicto, que es histórico, amén de las frases huecas y la propaganda sionista. La desproporción entre Palestina e Israel es de tal magnitud que enseguida salta quién padece los daños generales perpetrados por el otro; lo mismo que acontece con el Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos que viola los derechos más elementales del pueblo saharaui.

¿Para qué sirven los políticos si no alzan sus voces frente a la injusticia? La ciudadanía canaria reclama justicia como en tantas otras ciudades europeas y al otro lado del Atlántico. Pero nadie hace nada. A lo sumo, buenas palabras. De nada vale la ayuda humanitaria si luego no se encara una solución pacífica y duradera al conflicto. El auxilio de emergencia propiciado por la comunidad internacional son aspirinas para el momento. Estamos ante un genocidio y urge frenarlo cuanto antes.