
El infierno no existe. La dicotomía que nos venden las religiones de irnos al cielo o al infierno, es falso, siempre ha sido falso. El infierno (y el purgatorio) están en la misma tierra. Y a veces es más espantoso de lo que pueden imaginarse las escrituras sagradas que se tercien y la imaginación de los mortales. Ahora, con una crudeza inenarrable, con una ferocidad al servicio de las más malvadas intenciones, el mismo infierno está en la franja de Gaza; en Palestina.
En una extensión territorial similar a La Gomera y con una población equivalente a la de Canarias, se hacinan alrededor de dos millones de palestinas y palestinos en unas condiciones inhumanas. Nunca han tenido presente ni futuro. Padecen el ‘apartheid’ de Israel, han sido arrinconados poco a poco hasta la actualidad. Y en estas jornadas (aunque tampoco es novedad) son bombardeados por cada hora que pasa. Muertos, heridos, huérfanos… Familias rotas. Da pavor ver las imágenes que circulan en las redes sociales de niñas y niños que lloran el asesinato de sus madres… Entre escombros, y más escombros, yacen cuerpos de mujeres y hombres a la espera de un rescate que nunca llegará.
El infierno que nos vendieron era mentira. Ese infierno está ya aquí. En Gaza. Y la comunidad internacional permanece impasible al tiempo que dos millones de personas son sacrificadas por la maldad: el ultraderechista Benjamín Netanyahu está haciendo lo mismo que Hitler, con idéntico cinismo y dosis sádicas. Gaza es un campo de concentración a cielo abierto y, desde luego, sin salida.
En cierta medida, ya no hay retorno. Estalló lo que había y vamos a otra pantalla. Benjamín Netanyahu pretende aniquilar al pueblo palestino. Un genocidio. ¿Cómo se va a producir una pacificación y convivencia entre dos estados si Israel ha ocupado el territorio crecientemente e impedido la conexión territorial entre Gaza y Cisjordania?
La Unión Europea actúa a ratos con una equidistancia o tibieza que deja al Viejo Continente en el ridículo. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, desgarra a la opinión pública al posicionarse acríticamente con Israel, más allá del deber de condenar los actos de Hamás. La grieta europea deja un páramo para la desolación. La Unión Europea no ha procedido a tenor de la consideración de un conflicto histórico que lleva más de medio siglo. Respalda a Benjamín Netanyahu mientras este persiste con los bombardeos y el genocidio. ¿Dónde están los derechos humanos, la libertad de los pueblos y la búsqueda de la paz que motivó el Derecho Internacional y el nacimiento del club comunitario tras la Segunda Guerra Mundial?
Juan | Martes, 17 de Octubre de 2023 a las 08:43:13 horas
Así es. La ignorancia de la gente la lleva a posicionarse con el criminal Netanyahu mientras este comete crímenes de lesa humanidad cada minuto. La comunidad internacional... de perfil. Palestina no tiene nada que ofrecer pero Israel compra armamento a EEUU. Previsible que el gobierno de Biden se opusiera a la condena internacional a Netanyahu por los crímenes que está cometiendo pero no lo esperaba de Francia y Japón. Algún interés económico debe existir para este posicionamiento. Me queda un consuelo. España, junto a Dinamarca, Irlanda y Luxemburgo, se opuso al bloqueo económico que pretendía la UE a Palestina.
Si la gente se preocupara por estudiar lo que está sucediendo en su contexto histórico seguro que la posición no sería apoyar a Netanyahu. El atentado de Hamas es condenable, por supuesto, y debe ser considerado un acto terrorista. Los atentados que está cometiendo Netanyahu cada minuto también son condenables. La represalia del ultraderechista es desproporcionada y ya son muchos los muertos en la franja de Gaza. Dicen que más de mil niños y niñas. Ojalá se enfrente a un tribunal internacional por crímenes de lesa humanidad. Tampoco debe sorprendernos sus acciones porque hay vídeos en los que demuestra abiertamente su desprecio hacia los palestinos y su deseo de aniquilarlos. Le viene inculcado por su padre y su abuelo.
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