
Finaliza la ronda de consultas de Pedro Sánchez. Y ya vemos fotos de encuentros con una naturalidad debida que antes no se producía. A raíz de las segundas elecciones de 2019, el PSOE se reunió con ERC y EH Bildu de mala gana. Escenificando ante la prensa que era un supuesto mal trago con el que lidiaba porque no le quedaba otra. Ya es el mismo Sánchez el que baja a la arena al mano a mano, a buscar por sí mismo los respaldos parlamentarios para alcanzar los 176 diputados. Y lo hemos visto esta semana con EH Bildu, ERC y Junts; como con el resto de partidos. Con el secretario de organización del PSOE, como fiel escudero, Sánchez ha tenido que lidiar con la plurinacionalidad que tanto le ha costado asumir al PSOE, y que ahora lo hace porque se ve obligado por los resultados electorales.
El tiempo de aquel discurso de querencia por el bipartidismo del PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba finalizó y no volverá. El bipartidismo dinástico no es capaz de abarcarlo todo y garantizar el poder mediante el mecanismo del turno periódico: cuatro u ocho años para el PSOE en La Moncloa, otros tantos para el PP y vuelta a empezar. En 2015 entró en crisis este modelo.
De hecho, el PSOE tuvo que romper con el cordón al nacionalismo catalán del que el centroizquierda participaba. Solo así pudo triunfar la moción de censura de Sánchez en el verano de 2018. Y, del mismo modo, pero al revés, es decir, secundando ese cordón de aislamiento al nacionalismo catalán, se entiende que Mariano Rajoy gobernara de 2015 a 2018, tras perder la mayoría absoluta que cosechó en 2011.
Las cosas antes o después se ponen en su sitio. Impera la necesidad política. El PSOE ha tenido que hacer lo que ha hecho, aunque tarde, porque de lo contrario estaría condenado a ser secundario y deslizarse paulatinamente hacia la irrelevancia para pontificar al PP. Las mayorías sociales que untaron la estabilidad del bipartidismo ya no existen. La Gran Recesión de 2008 las finiquitó. Las olas de austeridad recetadas por Madrid y Bruselas hicieron un daño social enorme, una cruda realidad que hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) aceptó con el paso de los años, cuando el empobrecimiento de las clases medias y trabajadoras ya se había perpetrado. Intervinieron Grecia. En España hubo también un rescate para salvar a los bancos. El FMI no mide las consecuencias políticas.
Con esta ronda de reuniones de Sánchez con los grupos parlamentarios (exceptuando a la ultraderecha, obviamente) pone la antesala para que después pueda producirse el encuentro con Carles Puigdemont. Esa instantánea ante las cámaras será inevitable para que Sánchez sea investido presidente del Gobierno. No más demoras.
Roberto López | Lunes, 16 de Octubre de 2023 a las 10:59:05 horas
Las reuniones con terroristas las verá usted "con la naturalidad debida", pero no nos ofenda a los demás caballero. Y esa naturalidad con la que usted ve con buenos ojos que el gobierno de España dependa de una pandilla de asesinos con las manos manchadas de sangres y de otra pandilla de secesionistas que odian España, define muy bien lo que es usted y el sentido de la democracia y la libertad que tiene usted. Y no sigo porque no me publican el comentario, pero déjeme terminar con un sonoro "puajjjjjjj".
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