
Anoche ‘Público’ mostró el último estudio de Key Data que configura un Parlamento similar al surgido el 23J. Resumiendo: PP, 143; PSOE, 122; Vox, 29; Sumar, 28; ERC, 7; Junts, 7; EH Bildu, 6; PNV, 5… El PP se afianza como el más votado aunque no le sirva de nada y el PSOE como segunda fuerza que depende en exclusiva de los nacionalismos periféricos y soberanismos. Las encuestas, visto lo visto el 23J, mejor tomarlas como un mero termómetro. Pero hay una clave que se consolida: la plurinacionalidad debe ser atendida por el PSOE o, si no lo hace, acabará amortizado. Los tiempos del turnismo (modelo bipartidista) no dan más de sí.
Y es que el poder constituyente supo en 1978, en la Transición, la necesidad de distinguir entre nacionalidades y regiones. Una distinción expresa, negro sobre blanco, que era imprescindible tanto entonces como ahora. Es ahí donde se reconoce en la Constitución la importancia de la plurinacionalidad. Y es lo que ha retornado, con fuerza, desde que se desatara el ‘procés’. Vamos, es algo estructural. No es puntual. No va a desaparecer. Por eso el PP está en una ratonera.
José María Aznar, para poder gobernar en 1996, dijo que hablaba catalán en la intimidad. Era la manera de granjearse el apoyo de CiU, después de haber cargado contra su líder los votantes populares en la calle Génova la noche electoral. La realidad se impuso. Aznar tragó. A Alberto Núñez Feijóo le tocaría otro tanto. Pero la situación es distinta: hoy existe Vox. Y la ultraderecha aleja cualquier mínima posibilidad de que el PP pueda entenderse con vascos y catalanes. No hay más. Y no parece que Vox vaya a desaparecer en un par de años; aunque la derecha mediática va contra Santiago Abascal en aras de despejarle el camino a Feijóo. Vox, al que alimentaron mediáticamente, ya no les sirve.
A Carles Puigdemont le interesa volver a Cataluña. Esa foto políticamente vale mucho para el independentismo. Y presentarse a los comicios europeos después o a la cita electoral catalana. Lo que sea. Es impagable para Puigdemont. Por eso Pedro Sánchez será investido. Y el mandato, en principio, durará más de lo que otros auguran. Tú me das, yo te doy. Los escaños de Junts valen oro. Pero no pueden apurar mucho, solo lo justo para lograr los objetivos paso a paso hacia la normalización. La plurinacionalidad manda.























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