Decía Campoamor en uno de sus poemas que “…en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira…”. En la política, como en tantas otras facetas de la vida, ese dicho cobra fuerza y muestra la subjetividad de nuestras declaraciones y nuestras acciones…
Muchas veces, cuando se está “acostumbrado” a estar en la fría oposición se ve la realidad de forma muy diferente a como se ve desde dentro de un Gobierno. Todo parece fácil de resolver, no se repara en los largos y a veces tediosos procedimientos que hay que seguir en bien de la transparencia. Todo aparenta ser posible usando usando simplemente las palabras adecuadas (generalmente en tono de crítica o simple queja). Si además se dispone de altavoces mediáticos que difundan a los cuatro vientos nuestro malestar (justificado o no), aún resulta más fácil…
El problema está cuando se cambia de tercio y se consiguen responsabilidades de Gobierno. Ahí la cosa varía por completo. En base a ésto, se suele otorgar la “gracia” de esperar a que pasen los primeros 100 días de Gobierno. Tiempo, generalmente, más que suficiente para que puedan atisbarse maneras, principios (si se tienen), programas de Gobierno, y pueda vislumbrarse un trabajo que pueda ser la forma en que todo se vaya encaminando en pro de lograr el objetivo (que en política no puede ser más que mejorar la calidad de vida de los ciudadanos)…
El problema se agrava cuando no se tiene el citado programa de Gobierno ni parece que vaya a haberlo. Cuando la gestión se limita a continuar con lo ya preparado y aprobado por el Gobierno anterior intentando que “parezca” obra del nuevo Gobierno.
Para eso, bien puede recurrirse a anunciar “reformas” del proyecto inicial (aunque no sean necesarias ni vayan a tener el menor calado). Bien puede “presumirse” de lo realizado (aunque solo se haya ejecutado lo que ya estaba perfectamente definido) o puede, incluso, retrasarse innecesariamente la ejecución de un proyecto o la puesta en marcha de algo que no debiera tener la menor demora, aunque perjudique a la ciudadanía…
Si todo esto se solapa con la profusión de fotos a diestro y siniestro, con grandes titulares, cambiando el nombre a actividades que ya existían para que luzcan como nuevas, declaraciones condenando el nepotismo de algunos mientras se permite el de otros, y demostrando incapacidad para mantener un Gobierno estable y alejado de las críticas, está claro que Ramón de Campoamor tenía razón…
Desde fuera se ve diferente que desde dentro. No puede ningunearse a la oposición cuando se ha estado en ella y se sabe de su importancia para con los Derechos de los ciudadanos. No tiene sentido convertirse en adalid del bienestar animal cuando se está en la oposición y empeorar sus cuidados y su atención cuando se llega al Gobierno municipal, a tal punto de ser comentado ampliamente en redes sociales y medios de comunicación de distintos lugares…
Para ser coherentes a la hora de criticar gestiones ajenas, es necesario ser capaz de gestionar, así como saber administrar. No se puede usar como eslogan de campaña la Verdad si luego se tergiversa a nuestra conveniencia. Parece que algunos, desde fuera, veían el interior de color rosa. Ahora, desde dentro, hacen que todo se vaya tornando muy negro. Muchas fotos, pocos hechos…
Olga Maria Rivero Santana | Sábado, 07 de Octubre de 2023 a las 15:21:35 horas
¡Ésto es una Historia que se repite, gobierne quien gobierne! Sólo cambian "los protagonistas" de las "poses". Una cosa es "prometer", y otra " es hacer". Hay problemas de años y años, que se han ido enquistando y unos y otros, se echan las "culpas" cuando han estado, tanto en los gobiernos como en la oposición. ¡Sí, ya los ciudadanos estamos cansados de denunciar éste paripé y deseamos, como dice usted:"menos fotos y más acciones" pero a toooodoos!
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