El adiós de Jonathan Viera

La noticia sería que el revulsivo al partido contra el Celta de Vigo fue la entrada al campo en la segunda parte de Jonathan Viera. Supuso un antes y un después. A muchos les extrañó que no estuviera en el once titular. Como si fuera un capricho del entrenador García Pimienta cuando, ciertamente, el club no está para lujos; el objetivo de alcanzar la permanencia va a costar lo suyo. Sin embargo, no ya la noticia, sino el notición, fueron las declaraciones del mediapunta del barrio capitalino de La Feria al finalizar el encuentro cuando confesó que ya tiene decidida su retirada y que está al caer. Suponemos que será al finalizar la presente temporada.

Jonathan Viera cumplirá este octubre 34 años. Y eso en el universo del balompié ya pinta a recta final. Pero podría apurar algo más. De hecho, hay guardametas que sí alargan más su estancia en activo que el resto de futbolistas; algunos porteros alcanzando, incluso, los cuarenta años. Pero Viera tiene sus planes personales definidos. Y el lunes por la noche dejó a la afición descolocada.

Es verdad que más temprano que tarde tenía que irse. Pero nadie quería verlo. Todavía no se ha digerido el adiós de Juan Carlos Valerón. Es lo que tiene los jugadores franquicias, que marcan el juego y ejercen de líder y/o talismán. Al menos, el de Arguineguín (Mogán) pudo lucir la zamarra amarilla al final de su vida deportiva. Y, por su parte, Viera ha echado sus buenas temporadas en la Unión Deportiva Las Palmas; al margen de su periplo por la península, Bélgica y China donde seguramente hizo el agosto, aunque muy lejos de los suyos.

Viera es el fútbol isleño. La definición, el estilo, el regate y el juego al toque. Y es un ídolo del pueblo canario. Pocos agrupan todo esto en su perfil profesional y personal. El de La Feria gusta a su gente y este se siente orgulloso de pertenecer a esta tierra. Algo inusual en el fútbol cuando ya reina el negocio desmadrado de las enormes cifras y se desdeña el sentimiento a la historia del club de turno. Desconocemos si Miguel Ángel Ramírez estaba al tanto o no de las intenciones de Jonathan Viera. En todo caso, ha marcado una etapa. Y es libre de poner el final a su trayectoria. Aunque nadie había pensado en ello. Eso sí, un gesto de madurez al reconocer que hay que dejar paso a las nuevas generaciones. No hay nada peor que no saber irte a tiempo de los sitios.