Dignidad

La dignidad es un concepto fundamental en la vida humana, que se refiere al valor intrínseco y la importancia de cada individuo. Es la idea de que todos los seres humanos merecen respeto, igualdad y consideración, independientemente de su origen, género, raza o posición social.

A diario nos someten a un cuarto grado para que demos cuenta a nivel individual o colectivo de nuestra dignidad. En lo personal, en lo laboral, en lo social e inclusive en la política, nos señalan el camino apelando a la dignidad, pero al hacerlo niegan la mayor, porque la dignidad se basa en el reconocimiento de la igualdad inherente de todos los seres humanos. Porque implica, el reconocimiento a la autonomía y la libertad de la persona. Porque cada una tenemos la capacidad de pensar, sentir y tomar decisiones de forma autónoma. Esto implica que todos los individuos deben ser tratados con respeto y consideración, sin ser objeto de discriminación o trato injusto.

Deben respetar el derecho a vivir de acuerdo con sus propias creencias, valores y deseos, siempre y cuando no se dañe a los demás. Esto implica el respeto a la libertad de expresión, la libertad de religión y la libertad de tomar decisiones informadas sobre la propia vida. La dignidad también está vinculada a la igualdad de oportunidades. Todas las personas deben tener acceso a los mismos derechos y oportunidades, independientemente de su origen socioeconómico. Esto implica garantizar la igualdad de acceso a la educación, a la atención médica, el empleo y la participación en la vida pública.

El respeto a la dignidad humana también implica el rechazo de cualquier forma de violencia, abuso o maltrato. Nadie debería ser sometido a tratos crueles, inhumanos o degradantes. Se debe garantizar la protección de los derechos humanos y responsabilizar a quienes violen esos derechos. La dignidad es un principio fundamental que reconoce el valor intrínseco de cada ser humano. Además promover y proteger la dignidad humana es esencial para construir una sociedad justa y equitativa.

En estos últimos tiempos, donde el relato en la política tergiversa los principios mas elementales de la comunicación humana, nos encontramos con esa retórica partidista y partidaria para hacernos creer una cosa y su contraria. Tan abstraídos están en sus juegos de tronos, que olvidan lo más esencial, el respeto y consideración a quienes les hemos votado y como no a esos sectores de la población mas vulnerables que dicen defender. Deberían entender que la importancia de la dignidad humana radica en su papel central en la construcción de una mejor sociedad .

Los sermones políticos que escuchamos hoy día, desde una plaza o desde la tribuna del hemiciclo, denota el trato infantil al que muchos líderes nos someten, en la creencia, todavía hoy, después de 45 años de democracia, que no estamos preparados para entender un país como el nuestro, con sus distintas lenguas y realidades culturales, sociales y políticas. La dignidad en la política es un concepto clave que debería guiar las acciones y decisiones de los líderes políticos y las instituciones gubernamentales en cualquier sociedad democrática.

La dignidad no solo se aplica a nivel individual, sino también a nivel colectivo y eso debe aplicarlo los gobernantes en todos los territorios de nuestro estado, respetando las diferencias creando condiciones que permitan que todos sus miembros vivan con dignidad, lo que implica garantizar acceso a todos los derechos y deberes que emanan de un estado de derecho como el nuestro garantizándonos que todas las personas seamos tratadas como seres valiosos y merecedores de respeto y consideración. Esto implica que cada individuo tiene derechos fundamentales que deben ser protegidos y asegurados.