
Europa se halla en una encrucijada. Vuelven los fantasmas del ‘austericidio’ de hace algo más de una década. Comisiones Obreras aguarda a la nueva legislatura para seguir avanzando en derechos y reelaborar un Estatuto de los Trabajadores que debe ser remozado o suplantado por otro de nueva planta de cara a los retos del siglo XXI; las empresas cada vez son más pequeñas, la representación sindical debe ajustarse a esto último, la digitalización, la necesidad de retomar una elevada indemnización como medida disuasoria para que el empresario no despida… Y mientras estamos en estas, también dentro del proyecto comunitario, acontece en Grecia un retroceso mayúsculo en derechos laborales.
En concreto, el Gobierno conservador heleno ha perpetrado que se pueda trabajar hasta 13 horas al día (78 horas a la semana) si se tiene dos o más empleos. Adiós al avance histórico de la jornada laboral de las 8 horas. Además, limita el derecho de huelga y abarata la indemnización por despido, entre otros extremos. La misma Grecia que soportó no hace mucho a la troika tiene ahora un mercado laboral sujeto a la liberalización absoluta que degrada a la clase trabajadora.
Esto es un antecedente muy peligroso que sucede en el Viejo Continente. No estamos hablando de fábricas deslocalizadas al otro lado del mundo; que supone, no siendo menos, otra preocupación a arrostrar. Grecia abre la puerta a la ola reaccionaria que restringe derechos de los trabajadores. Y nos permite imaginar, más o menos, cómo sería en España el mercado laboral si se hubiese conformado un Ejecutivo entre PP y Vox tras las pasadas elecciones generales del 23J. Recordemos que en plena campaña electoral, dado el temor fundado, no le quedó otra a Alberto Núñez Feijóo a decir que no derogaría la última reforma laboral de Yolanda Díaz. Pero su afirmación quedó cuestionada, pues el PP intentó en su momento tumbarla al no convalidar el decreto ley (aquel error del diputado Alberto Casero…) y acudió al Tribunal Constitucional interponiendo un recurso de inconstitucionalidad contra la votación de la reforma laboral que aún no ha retirado.
En Estados Unidos se está fortaleciendo la acción sindical al calor de la Administración Biden. La ultraderecha en España lleva tiempo esgrimiendo una campaña de desprestigio contra los sindicatos de clase. Vox está al servicio del gran capital. A fin de cuentas, el neofascismo irrumpe cuando el sistema capitalista se descubre en crisis. El mismo fascismo de la Europa de entreguerras del siglo pasado fue a rebufo del crac de 1929. Cuidado con el precedente griego. Los derechos que fueron conquistados, si no se defienden diariamente, pueden ser arrebatados
























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.188