
El grito que ensombreció la figura del todo poderoso, hasta ese momento, presidente de la RFEF Luis Rubiales, fue el “se acabó”, las jugadoras se plantaron ante lo que consideraban una agresión sexual, un abuso de poder en el ejercicio de sus funciones, después, vino todo su circo y de quienes le rodeaban, eso no impidió que saliera a la luz la mezquindad de quienes le habían aplaudido horas antes con las orejas y esos mismos, les negaba la mayor.
Han tenido que pasar 33 años para que ese grito abriera ventanas para ventilar un deporte marcadamente masculinizado como es el futbol, sus estructuras, sus asambleas, para hacernos reflexionar, que esas deportistas, campeonas del mundo, vieran empañada su hazaña por las acciones de su presidente. Ese se acabó fue en los años 90, el grito que María Jiménez dedicaba al empoderamiento femenino.
Esa historia, que nos cantó, que nos interpretó, que nos bailó, puso de manifiesto su reclamo a los derechos de la mujer tras décadas de oscuridad. Escondía detrás una historia compartida, desgraciadamente por muchas mujeres, la de los malos tratos. Su vida no estuvo exenta de desafíos personales y problemas de salud. Luchó contra adicciones y enfrentando dificultades en varias etapas de su vida. Sin embargo, su fuerza y resiliencia la ayudaron a superar obstáculos y a seguir adelante con su carrera artística, a pesar del ideario dominante en esos años.
Hay que reconocerle a María Jiménez su figura, su lucha, su voz, su pasión y su legado. Se convirtió por esa forma tan personal y tan temperamental, en una figura icónica en la música flamenca y la canción española. Su talento indiscutible y su trayectoria, marcada por altibajos, la convierten en una artista cuya vida y obra son dignas de admiración. Su legado perdurará a través de su música, que continúa emocionando a audiencias de todas las edades. Se atrevió, a dar voz al desgarro de su alma por las palizas que recibió. Se desnudó ante la audiencia con una canción de despedida del amor: “porque yo me lo propuse y sufrí, como nadie había sufrido y mi piel se quedó vacía y sola, desahuciada en el olvido..”
Su lucha a lo largo de su vida ha sido multifacética y ha abarcado diferentes aspectos, desde desafíos personales hasta su carrera artística, defensora apasionada del género flamenco, trabajando incansablemente para preservar y promover esta forma de expresión artística. Su compromiso con el flamenco ha contribuido a mantener viva esta tradición española y a inspirar a nuevas generaciones de artistas.
Fue denunciada por su ex marido por publicar en un libro los malos tratos y las palizas que recibía, condenada por la Audiencia Provincial de Madrid. Luego, el Tribunal Supremo le dio finalmente la victoria judicial y en octubre de 2009 la Justicia reconoció a través de una sentencia firme, que María Jiménez había sido víctima de la violencia de género. A pesar de ello, su ex marido no pudo ser detenido, porque los delitos habían prescrito.
Así se escribe la historia de un grito, de una lucha, de una canción, que tras 33 años después de su éxito, ha vuelto a resurgir para no ser acallada nunca más. María Jiménez descansa en paz, pero su himno, su lucha, su voz, temperamento y ejemplo sirve y servirá para que muchas mujeres del mundo puedan entonar, Se acabó.





























javierbumo@hotmail.com | Lunes, 25 de Septiembre de 2023 a las 18:36:06 horas
Don Gregorio: Le quiero 'felicitar' por el razonamiento tan sucinto expresado por usted a colación del 'tejemaneje' que ha habido con nuestras féminas en fútbol. ¡Han roto una 'lanza' con valentía! Y el "Se acabó" de María Jiménez se ha convertido en todo un 'grito' pacífico y reivindicativo de unas mujeres que van a representar, desde ahora, mucho en el mundo de la 'igualdad'. ¡Estoy con usted, Sr. Viera Vega, y me sumo a esa adhesión con las 'campeonas del Mundo'. Javier Burón.
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