
Cuando había una única televisión, la pública desde luego, Felipe González despertaba entusiasmos. Luego, en los noventa, con las primeras emisiones de cadenas privadas, el mismo González era un peón de ajedrez peleón, que se resistía a morir y que causaba noches de insomnio a José María Aznar. Un conglomerado de medios de comunicación llegó entonces muy lejos en el ataque pues pensaban que Felipe era invencible electoralmente. Para ellos, sacarlo de La Moncloa, que llevaba desde finales de 1982, era una meta casi inalcanzable. Esta semana el expresidente del Gobierno ha vuelto a la palestra, eso sí, reconciliado con Alfonso Guerra. Un tándem que promovió pasiones políticas en una España de cambio que también sufrió la reconversión industrial, el alto desempleo, los GAL, casos de corrupción y varias huelgas generales. Pero el ‘felipismo’ dejó un balance positivo, de enorme transformación. "A España no la va a conocer ni la madre que la parió", sentenció Guerra. Y así fue.
Numerosos jóvenes no saben quién es Felipe González. Preocupante. Y la imagen que está quedando de dicho tándem, al calor de su distanciamiento con Pedro Sánchez, les irá arrinconando cada vez más en la memoria colectiva. ¿Realmente les merece la pena?
El PSOE que nació en el Congreso de Suresnes, el de la Transición, el de ellos, fue finiquitado en el proceso de primarias entre Sánchez y Susana Díaz. Venció Sánchez y perdió la andaluza, y, por tanto, el PSOE cambió de ciclo histórico. A lo que hay que añadirle que, contra todo pronóstico, Sánchez llegó a La Moncloa en el verano de 2018 amén de la moción de censura contra Mariano Rajoy que, por cierto, prosperó por albergar los apoyos de los nacionalismos periféricos, entre ellos los escaños leales a Carles Puigdemont.
Por aquellos años, los últimos de Rajoy, Sánchez hablaba del ‘nuevo’ PSOE y, por ende, lo contraponía a otro que, sin decirlo, sería el ‘viejo’. No es bueno para el PSOE este enfrentamiento interno con dos figuras claves para comprender su historia reciente. Ahora bien, lo que digan ya Felipe y Guerra apenas tiene eco dentro del PSOE, su capacidad de movilización es escasa. Y quedan como carcasas a sacar a la palestra de la mano de medios de comunicación con línea editorial de derechas. Ser paladines del rechazo conservador a Sánchez no es un buen desenlace. Uno es preso de su recorrido histórico, máxime los dos sevillanos, y ello repercute en que se eleva la compostura que la opinión pública espera de ti. Sin embargo, no se atisba incomodidad vital en ambos. Más bien parece que disfrutan. Una pena.























1964-XL | Sábado, 23 de Septiembre de 2023 a las 09:20:46 horas
El PSOE de ahora van hacía la deriva y con muchas corrientes, tiempo al tiempo
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