
Las declaraciones vertidas por José María Aznar son muy preocupantes, impropias de la calidad institucional (y lealtad) que se le presume a todo expresidente del Gobierno. Su llamada a la movilización por peligro de la unidad de la patria, justo en la misma semana que se ha conmemorado los 50 años de la caída de Salvador Allende en Chile producto del golpe de Estado perpetrado por Augusto Pinochet, no casa en una democracia en 2023 de un Estado miembro de la Unión Europea.
La derecha (las derechas mesetarias) no han encajado aún la derrota del 23J. Daban por descontado que gobernarían tras las elecciones generales y, frustración mediante, tratan de agitar las calles recordando el mismo efecto que espolearon en 2004 tras perder los comicios entonces al calor de los atentados de Atocha del 11M que rescataron la idea de que la sociedad española no deseaba participar de la guerra en Irak a la que nos llevó Aznar mientras posaba sus pies en la mesa de George W. Bush (2001-2009).
Debe ser difícil convivir fuera de la primera línea política tras pasar por La Moncloa y ostentar una edad joven en la que, la gran mayoría, seguiría haciendo otras cosas. La política también tiene episodios ingratos. Y, unos más que otros, se sueltan como expresidentes en los medios de comunicación sin guardar (quizá) la discreción debida al cargo que ocuparon. Pero lo de Aznar va mucho más allá: nos retrotrae al ‘guerracivilismo’ alimentado en la década de los años treinta hasta que los militares se enfrentasen a la legalidad democrática de la Segunda República en el verano de 1936. Son los hijos y nietos de la misma derecha. Todavía no alcanzamos en España una derecha europea al uso. Los cantos a los peligros supuestos que azotan a la nación es el estímulo golpista de manual. Vean la película ‘Mientras dure la guerra’ (2019) dirigida por Alejandro Amenábar y que retrata muy bien los primeros compases de la Guerra Civil dentro del bando golpista.
Eso sí, tanta preocupación de Aznar y seguro que si el PP y Vox hubieran sumado mayoría absoluta el 23J, ni por un momento hubiese ofrecido un pacto serio con el PSOE para evitar gobernar su partido de la mano del neofascismo. Ahí la patria, su patria, estaría intacta, presta a ejecutar recortes sociales y una involución democrática y territorial amén de la ultraderecha. El sistema político de la Transición está en fase de descomposición.
J_Angel | Viernes, 15 de Septiembre de 2023 a las 12:01:57 horas
Excelente artículo de opinión, es increíble la impunidad con la que se puede mentir, tergiversar la historia e incitar al odio en esta democracia. Cuánta corrupción y manipulación disfrazada de patriotismo.
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