Imprudencias y una autonomía supuestamente democrática

Uno. La inesperada convocatoria de las elecciones generales en España (23 de julio) desestabilizó la actividad política del país, recién salido de las municipales, autonómicas y cabildicias. Los resultados de estas, a su vez, habían revolucionado el aparente equilibrio mantenido hasta el momento. Además, hicieron creer a unos que llegarían a la Moncloa meses antes de lo cronológicamente establecido e impactó sobre otros quienes, a lo zorrocloco, temieron por su sacrificada actividad política.

  El Diccionario académico, estimado lector, no registra la palabra “partigazo”. No obstante, por afinidad con nuestra cultura lingüística canaria y rechazo a su hipotética consideración como vulgarismo, la uso para referirme al espectacular retroceso en mayo -generalizo- de dos partidos nacionales muy importantes, PSOE y Podemos.

   Me avalan dos argumentos: uno, su amplísimo uso en Gáldar durante mi infancia y primera juventud. Otro, rigurosos diccionarios como el Histórico-etimológico del habla canaria (doctor Morera Pérez), el Ejemplificado de canarismos (doctores Corrales - Corbella), el Histórico del español en Canarias (los mismos autores) y el Básico de canarismos (DBC), Academia Canaria de la Lengua. Los dos primeros la definen como ‘caída aparatosa’; el tercero añade un segundo significado (también ‘el golpe que se recibe o se da’). Y el último, como ‘batacazo, costalada’.   

  Así pues, el rotundo talegazo sufrido por ambos partidos a nivel nacional el 28 de mayo (“Todo lo que es tiene su razón de ser”) significó, a su vez, el gran avance del PP y la masiva arribada de la ultraderecha a las instituciones, en varias de ellas absolutamente imprescindible para el gobierno del PP. Pero este debió ser  dadivoso con su aliado, claro, por más que tal generosidad haya significado la desestabilización de un posicionamiento político claramente definido y respetado: el centro – derecha. Ya lo dice el refranero popular español, siempre tan sabio: “Quien con lobos convive, al año aúlla”.

  Que por mayo era por mayo cuando este respetable ppartido se dejó embriagar por el triunfo y, tras la convocatoria de las generales, aceleró su patriotismo para reconquistar el país con la ayuda del hispanísimo Don Pelayo y el amparo de la Virgen de Guadalupe. Pero en tal precipitada carrera no hubo cordura, sensatez, prudencia. Muy al contrario: la hecatombe (mayo) de la llamada izquierda la habían tomado  como mensaje divino de su triunfo con mayoría absoluta incluida.

  Mismamente el endiosado señor Aznar, tras su visita al oráculo de Delfos, lo pregonó por todo el orbe: “Vamos a ganar por mayoría absoluta”. Tan éticamente convencido como cuando en 2003 mintió en el sacrosanto Congreso de los Diputados, máxima institución de nuestros sistema democrático: “Pueden estar seguros de que hay armas de destrucción masiva en Irak”. “Estoy diciendo la verdad”, añadió posteriormente en una entrevista. Engaños. Embustes.

   DOS. Lo que a nivel nacional es lo normal (varios partidos conforman mayorías autonómicas y municipales por la suma de señorías o concejales) en Canarias puede parecer, al menos, sospechosamente antidemocrático, contrario al poder de las mayorías. En nuestro caso no me refiero a la suma de parlamentarios, pues bien es cierto que CC + PP + Asociación Socialista Gomera (ASG) + Asociación Herreña Independiente (AHI) conjuntan más de la mitad de los exigidos. Mi planteamiento, reiterado, está en la disparatada estructuración  electoral. 

  Así, seis mil ciento doce votos (6112) sirvieron para otorgar a los gomeros (ASG) tres señorías en el Parlamento de Canarias.  Los herreños (AHI) obtuvieron un parlamentario con mil seiscientos cuarenta y cuatro (1644). Sin embargo, a los casi doscientas cuarenta mil (240 000) del PSOE le correspondieron veintitrés diputados (23)  según la ley.

  Porque una simple regla de tres (primero de Bachillerato, once angelicales añitos) da otro resultado matemático, racional e indiscutible: si con seis mil ciento doce votos (6112) se obtienen tres señorías, los psocialistas canarios deben tener ciento dieciséis representantes (116) de la democrática voluntad. Elemental: casi un cuarto de millón de canarios depositó en el PSOE su confianza. 

  Por tanto, la desproporcionalidad  es abusiva, avasalladora, arbitraria, muchisimo más cercana al poder de minorías frente a la inmensa mayoría. Y eso, en nuestra lengua, se llama tomadura de pelo a los resultados de un proceso democrático si por democracia, claro, entendemos ‘poder popular’ según su etimología. Así, el pueblo canario votó, pero su soberanía o poder político no ha sido respetado en la formación del Parlamento.

  Lo cual lleva, también, a otro planteamiento: ¿los psocialistas canarios han sido víctimas de su propio bumerán o búmeran? Bastante tiempo atrás se les planteó la ocasión de corregir tal pronunciado desajuste. Tuvieron la oportunidad en sus manos, pero guardaron silencio. Y desde mayo, distribuidos los asientos en el Parlamento tras los resultados electorales, andaban enroñados, voz esta ajena a ‘cubiertos de roña’ (Diccionario). Pero sí ‘ligeramente ofendidos’ a la manera registrada por Pérez Galdós en Voces canarias, año 1860. (También en el DBC: ‘Enfadarse o enojarse ostensiblemente’.) 

  Más: por sus rostros y comentarios parecían emputados, palabra presente en Canarias, El Salvador, Honduras y México por más que la RAE la considere “malsonante”. (¿”Malsonante”? ¿Por qué? ¿Qué sería de nuestro equilibrio psicológico si no pudiéramos echar mano a determinados términos, rigurosamente precisos e insustituibles en determinadas situaciones? ¿No son los hablantes quienes hacen la lengua y, por tanto, sus propietarios?)

  Las conclusiones, pues, ante los dos planteamientos parecen obvias. De una parte, la obsesión del PP por alcanzar el gobierno de la nación le jugó una mala pasada. Las mayorías absolutas son hoy la excepción. Es más: se circunscriben a concretos territorios autonómicos (Andalucía, Castilla – La Mancha…) o municipales (Gáldar...). Y hemos de acostumbrarnos a la presencia de distintas variantes dentro de un aproximado planteamiento ideológico: PP, PNV, CC, Junts per Catalunya... son coincidentes en muchos aspectos, pero el PNV es muy diferente en otros. (Y en cuestión de pactos, por cierto, la soledad del PP es manifiesta.)

  De otra, Canarias no puede presumir de pureza democrática. Los tres diputados de ASG (6112 votos) decidieron en la legislatura anterior y en esta: tan inmenso poder en tan pocas manos...