
Con bastante frecuencia recurrimos a los titulares sin leer la letra pequeña. Nos venden como éxito lo que es fruto del inicio de una conversación o bien el inicio de una propuesta que, con el paso del tiempo, se comprueba que de aquello que se puso en el titular, queda tan solo eso, el titular, humo que nos venden. Mucha información con la que nos bombardean diariamente se basa más en el efecto que momentáneamente produce que en el propio hecho en sí.
No voy a referirme al resultado del barómetro del CIS publicado recientemente, ni siquiera a aquellas encuestas que encargan los partidos políticos o bien empresas de marketing para saber los gustos de la población. Me refiero a las otras, a las de andar por casa y que sin embargo denotan, a veces, que el desconocimiento de la situación o el devenir diario de una Administración derive en respuestas que más parecen deseos individuales, brindis al sol, que a intereses generales.
En las encuestas nadie pierde, siempre hay una explicación oportuna que nos ilustra sobre el resultado. Ciertamente, y así lo explican las técnicas demoscópicas, la encuesta es una foto fija de un momento determinado, frente a la que nuestra situación personal, social, laboral, económica, etc., determina la respuesta a las preguntas que mes tras mes se hacen desde los centros de investigación sociológica, sobre todo llegado el periodo electoral.
En los titulares de la encuestas, importa más el efecto que el afecto. Además, no importa si lo expuesto es verdad, media verdad o lo contrario. Se quiere conseguir el efecto deseado a golpe de titulares y eso para una sociedad ávida de información es perjudicial si queremos, al menos, conseguir una sociedad más justa, mejor informada y con criterios racionales ante cualquier información que pongan a nuestro alcance. Sabemos que la información, así como los titulares, van en consonancia con la ideología de quien la suministra, insensatos seríamos si creyéramos que la información que circula por la red es objetiva, veraz, rigurosa e imparcial, elementos todos ellos que se piden a quienes informan.
Nos estamos acostumbrando a quedarnos en esos titulares y no nos adentramos en la noticia, no analizamos el fondo. En las tertulias se habla de boquilla, por lo que dice el titular, y muchas veces se habla por oídas y no por conocimiento. Ahí pecamos mucho, yo el primero, prejuzgando lo que me quieren decir, se evidencia un desconocimiento de la situación actual, pues se antepone el interés en lo personal a lo general, da igual.
El último duelo entre los candidatos a presidir el próximo gobierno de la nación, puso blanco sobre negro que el programa no importaba, era la exposición lo que importaba, con mas mentiras que verdades, una vez contrastaos los datos aportados, pero les daba igual, en campaña como en la guerra cualquier agujero es una trinchera y ahí ambos contendientes se atrincheraron, eso si, yo apuesto todo al rojo, porque el azul con tal de llegar a la presidencia construye un relato basado en datos falsos y eso lo saben, a eso se les llama mentiras y ya no estoy para aguantar a mentirosos, ni sus titulares.
























Rodas | Jueves, 20 de Julio de 2023 a las 16:30:13 horas
Estimado Gregorio, apostarlo todo al rojo, cuando no aguantas a mentirosos, es una elección equivocada, tal vez por desconocimiento. Apostarlo todo al rojo, cuando ves mal, como yo, que un candidato para llegar a la presidencia lo haga construyendo un relato basado en datos falsos, es estar confundido o no distinguir la realidad. Si no te gusta el azul, hay más colores a los que apostar en esta ruleta.
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