El cambio 'histórico' de Sergio Ramos

Sergio Ramos (PP) prometió un cambio "histórico" y "revolucionario" para Telde. Lo dijo en su presentación como candidato a la Alcaldía, en un acto que tuvo lugar en la emblemática plaza de San Juan el 28 de noviembre del pasado año, pocos días después de conocerse que iba a encabezar la lista de su partido al Ayuntamiento. TELDEACTUALIDAD estuvo allí y dejó constancia a los pocos minutos de sus palabras con esa promesa.

"Cambio histórico y revolucionario". Eso fue lo que anticipó con mucha vehemencia a modo de eslogan que luego repetiría hasta la saciedad en sus comparecencias ante los medios escritos y audiovisuales durante la precampaña y campaña electoral.

Y el hombre no ha faltado a su palabra, todo hay que decirlo. Lo de histórico venía, ahora ha quedado claro, porque tenía en mente recuperar para la política local a un hombre de la vieja guardia de su partido, el veterano Claudio Ojeda González,  un histórico de Alianza Popular y del PP.

A Ramos no ha temblado el pulso a la hora de optar por el que fuera concejal de Urbanismo en el periodo del Pacto de Avance Democrático (1987-1991), un político que gobernó con un alcalde de izquierdas como era Marcelino Galindo (ICU) y con el PSOE con tal arrinconar a Paco Santiago (ACN) en la oposición.

Está mal que lo digamos nosotros, pero ha sido así. Desde el momento en que este medio dio a conocer que Ojeda, que ronda los 80 años, 78 para ser más exactos, era uno de los asesores del nuevo Gobierno cuatripartito de Telde la noticia ha sido motivo de comentarios en todos los mentideros políticos y sociales de la ciudad. Y no porque el ínclito Ojeda no esté capacitado para asesorar a la Corporación, sino porque su nombramiento despedaza todas las arengas de renovación comunicadas a bombo y platillo especialmente por Ciuca y PP.

Hasta dentro de las filas populares la designación no ha sido entendida y hay personas que siguen sin comprender cómo es que Ramos, que tendrá que compartir su actividad política de vicealcalde con la de senador si es reelegido el próximo 23 de julio, no se ha rodeado de gente joven y competente y, en cambio, haya apostado por recurrir a viejas glorias y no tan viejas para conformar su equipo de confianza.

Él sabrá las razones, y seguro que no le faltarán, pero también debería sopesar el posible menoscabo que ciertas decisiones, acaso no suficientemente meditadas, podrían causar a la imagen del pacto y de modo especial al joven alcalde Juan Antonio Peña. Sólo basta hacer un recorrido por las redes sociales para deducir el impacto social negativo de este nombramiento.

Despejada la enunciación histórica del cambio anunciado, nos quedamos a la espera de conocer en qué queda lo de revolucionario.  Ramos tiene la última palabra.