
Arrancó, constituida ayer la Cámara, la XI legislatura en Canarias. La gran novedad es la irrupción del neofascismo con cuatro escaños por delante. Vox se hará notar con su neoespañolismo mesetario. Va de suyo. Cuestión que ya se ha comprobado en el consistorio de Las Palmas de Gran Canaria y en el Cabildo de Gran Canaria el pasado sábado con sus loas patrioteras. Lo que estará por ver es la actitud del resto de grupos parlamentarios. A saber, si impondrán con firmeza o no un ‘cordón sanitario’ a la extrema derecha.
Aquí será fundamental la táctica de CC. Reprochan a esta extrema derecha con la boca chica. Sin embargo, ya hay ayuntamientos en los que se han hecho con la alcaldía aupados, por acción u omisión, amén de los neofascistas. Un partido que fuera realmente nacionalista (nacionalista canario) es incompatible del todo con otro que es nacionalista español con nostalgias imperiales de antaño (Vox). Esta clave será fundamental los próximos cuatro años. Y nada tiene que ver con la gobernabilidad futura de Fernando Clavijo, la tiene garantizada al margen de Vox.
La degradación del nivel parlamentario es patente. Y no es melancolía. Basta con repasar los perfiles que rondaban por la sede parlamentaria en Santa Cruz de Tenerife hace un par de década o más y compararlos con los que hay de un tiempo a esta parte. Como siempre: dicho sea en términos generales. Otro tanto ocurre en Madrid. Pero en las islas se ha notado igual o más. La ausencia de regeneración interna de los partidos al alimón de la sobreprofesionalización, propician estas cosas. Y producen aguas estancadas que generan desafección ciudadana y, a la postre, estimula que discursos populistas como el de Vox tengan margen de maniobra.
La duda, a estas alturas, es cómo de decisiva será la vida de la Cámara de aquí a 2027 a los efectos del Gabinete compuesto por CC y PP y demás socios. Clavijo y Manuel Domínguez tendrán un altavoz para hacerse oír y, a la vez, hacer contestación a lo que acontezca en Madrid; esto último dependiendo de los resultados electorales del 23J.
Por su parte, Ángel Víctor Torres hará de líder de la oposición. Aunque se ha quedado, naturalmente, con el sabor amargo de la victoria en votos que no se traduce en poder institucional. Perdió dos escaños pero fue el más votado. Con todo, nada nuevo bajo el sol. En 2007 Juan Fernando López Aguilar ganó con 26 diputados sobre una Cámara de 60 actas y le invadió la misma sensación agridulce. Son victorias frustrantes para el electorado. Eso sí, López Aguilar sabía que CC y PP pactarían en su contra mucho antes de la noche del recuento. Era notorio. También eran otros tiempos. Torres mantuvo la esperanza hasta el día de las elecciones, tenía más posibles en cuanto a los acuerdos. Ya es igual. Le toca al aruquense liderar la contestación a Clavijo y Domínguez y estos emplearán sus cartas para intentar neutralizar al PSOE y NC en el Parlamento que este martes tuvo su ritual de salida para afrontar cuatro años políticamente muy polarizados.
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