
Un grupo de profesores y amantes de la flora canaria recordaron jueves en Telde al que fuera pionero y gran defensor de la botánica de las islas, Eric Sventenius, con una ofrenda en el monumento en su memoria que se alza en la plazoleta con su nombre en Los Llanos.
Hace 50 años que falleció Sventenius, fundador y primer director del Jardín Botánico Viera y Clavijo. Un hombre que, con su incansable labor, dejó un legado único y que, por ello, Gran Canaria nunca lo olvidará.
Ayer jueves en la plaza que lleva su nombre, junto al monumento dedicado a este científico, un grupo de personas, profesores, estudiantes, junto a los concejales Héctor Suárez, Pilar Mesa y Álvaro Monzón, el exalcalde Francisco Santiago Castellano y Bernardo Navarro, técnico del Jardín Canario, y la presidenta del Colectivo Turcón-Ecologistas en Acción, Consuelo Jorges, le recordaron con flores en el aniversario de su fallecimiento.
Un dúo del Conservatorio de Música interpretó varias piezas en el acto y el poeta teldense Julio Pérez Tejera leyó algunos de los más bellos poemas relacionados con la primavera en Canarias.
El que fuera maestro, Ricardo Hernández, e impulsor del evento, se trasladó este viernes al Jardín Canario junto a su director, Julio Cajapé, para repetir la ofrenda floral donde se encuentra la tumba de Sventenius.Eric Ragnor Sventenius (Suecia, 10 de octubre de 1910 - Gran Canaria, 1973) fue un botánico sueco de nacimiento y español de adopción. Se educó en sus primeros años en su país, formándose profesionalmente como botánico en diversas universidades europeas. En España continuó su aprendizaje en el Jardín Botánico Marimurtra de Blanes que en 1920 había fundado el alemán Karl Faust convirtiéndose en el jardín botánico más importante de Cataluña. A su paso por Barcelona, hace amistad con el abad de Montserrat, gran aficionado a la Botánica como él. En 1931, Eric Sventenius se trasladó a las islas Canarias y acepta el encargo de crear el Jardín Canario en la isla de Gran Canaria.
Después de un tiempo de búsqueda del emplazamiento más idóneo se decide instalarlo cerca de la capital al lado de la carretera que la une a Tafira. Empieza manos a la obra Sveentenius colocando su oficina en una cueva del terreno para estar al frente de todo: trazado de los senderos, elección de las piedras en las canteras para los edificios y los bancos, de los especímenes que se tienen que plantar, en suma, del más mínimo detalle.
De este modo el Jardín Botánico Viera y Clavijo, fundado en 1952, puede abrir sus puertas al público al cabo de unos años en 1959. Durante este tiempo y hasta su muerte en accidente de tráfico cerca del jardín en 1973, Sventenius fue su director. No dejó un momento de seguir investigando en la flora canaria y de ser un asiduo colaborador botánico de la universidad.
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