
Hace tiempo que dejé de sorprenderme por la inquina con la que algunos lectores califican y descalifican a los periodistas. El más recurrente es el que alude a nuestra supuesta venta al poder establecido. Pensar es libre, y opinar, también. Pero la realidad es otra y bien distinta.
Todas estas ideas se me vinieron de golpe a la cabeza este fin de semana, cuando nos desplegamos literalmente por toda la isla para tratar de informar de las constituciones de los plenos municipales. El contraste, en apenas 20 días o un mes, no pudo ser más desolador. Aquellos mismos que nos perseguían durante la campaña, que te acosaban a correos electrónicos y mensajes de wasap, que te pedían 'mira a ver si puedes incluirme una foto', de repente se encogieron de hombros cuando les pedimos un hueco para hacer nuestro trabajo el día en que les tocaba tomar posesión de sus actas.
Los periodistas no buscamos palcos, ni privilegios, ni tratos especiales. No vamos por gusto a esas sesiones. Vamos a trabajar, como los policías locales que garantizan la seguridad de los ediles, los conserjes que cuidan de que no les falte de nada o los responsables de protocolo que los colocan.
Salvo honrosas excepciones, esas sesiones se han convertido en un sálvese quién pueda para los que ponemos de nuestra parte para garantizar el derecho a la información de esa inmensísima mayoría que no cabe en el salón de plenos y que, sin embargo, también quiere saber qué pasó y cómo eligieron a su alcalde o alcaldesa.
Con todo, lo de menos al final es el trato que recibamos los periodistas. Lo malo es que suele ser un anticipo simbólico de cómo se olvidan después de la calle que tanto pisaron en campaña.
Severo | Martes, 27 de Junio de 2023 a las 18:30:08 horas
Buenas se abrió la urna se contaron las papeletas y donde dije Diego digo diga Es normal muchos políticos se olvidan de periodistas ,vecino ,vecinas y dentro de 4 años les viene la memoria.Una pena
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