
Es justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace a la vida interesante.
Años con el sueño de ir a Egipto a contemplar con mis propios ojos lo que, con aquellos medios, hicieron sus habitantes desde más de cinco mil años antes de Cristo.
Cinco días de crucero por el Nilo, parando en las cercanías de templos, estatuas, necrópolis, y monumentos, observando la frondosidad de las riberas del Nilo, plataneras, palmeras y un tupido verde intenso, y en sus playas fluviales, garzas y búfalos de agua, pero, sobretodo, la grandiosidad del Nilo, muy ancho, mucho caudal, manso, tranquilo, suave, el río más largo de África y uno de los ríos más largos del mundo.
Una delicia, que debiera ser de esos viajes que, al menos, habría que hacer una vez en la vida.
Viaje absolutamente recomendable, hoteles muy buenos, comida excelente, muy bien emplatadas.
El programa, muy intenso, muchas diferentes visitas al día, interesantísimas eso sí.
Ha servido para decirte: mira, esto es lo que hay, ahora ya lo sabes, así es que vuelve otra vez y recréate dedicando más tiempo a lo que más te interesa.
Quizás cuando esté inaugurado el GEM, Grand Egiptian Museum) el museo más grande del mundo, dedicado a una sola civilización, valorado en más de 1000 millones de dólares.
El templo de Karnak, dedicado al Dios Amón, el de LUXOR, el de Hatshepsut, el valle de los Reyes y sus tumbas subterráneas, las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino: abuelo, hijo y nieto, y la majestuosa Esfinge, poniendo punto final a la Meseta de Guiza, dónde pude entrar y observar el interior de la pirámide de Kefrén.
Cerca de la Necrópolis de Saqqara, aunque a cierta distancia, las pirámides Roja y la Acodada, y en ésta necrópolis, la pirámide acodada, del faraón Zoser, la primera realizada con enormes y pesadísimos bloques de piedra.
También en la Necrópolis de Saqqara, el templo y la muy deteriorada exteriormente pirámide del faraón Teti, aunque con unos bajorrelieves en paredes y techos, muy bien conservados.
A ésta tumba tuve la oportunidad de acceder, recorriendo sus estrechos pasillos hasta llegar al sarcófago, con una gruesa losa de tapa, rodada, para facilitar la observación de su vacío interior, con unos bajorrelieves muy bonitos y muy bien conservados, en paredes y techo de la sala sepulcral.
Incómoda de visitar en el sentido que en casi la mayoría de su acceso, había que bajar o subir, a la vuelta, de cuclillas.
Cuando subía, y en un punto donde estaba un vigilante, probablemente para avisar de una bajada del nivel del techo, a mi no me avisó, y le dí un cabezazo al techo, enseguida me preguntó si me encontraba bien, en inglés, le dije que si, pero cuando salí, me quité el sombrero y lo miré por dentro: manchado de sangre y un trocito de piel pegado, le dí la vuelta, y también estaba manchado, me llevé la mano a la cabeza y se me llenó de sangre.
Cómo no sabía que hacer , le enseñé la mano y la cabeza al guía, quién me dijo acudiera al autobús (con perdón), allí esperé en el asiento hasta que llegara el guía, quién pidió ayuda al conductor de una de las guaguas que trajo un botiquín de primeros auxilios.
El agua fría por la cabeza paró el sangrado. Luego me secó con una gasa, llegando al consenso que era mejor dejar la herida al aire.
Me encuentro bien, me dolió un poco en el momento pero luego se me pasó. La herida ya es un recuerdo. Un recuerdo para toda la vida.
Bueno, si el golpe sirvió para subir la altura del pasadizo, y que en el futuro no tropiece nadie más, al menos, habrá servido para algo.
Podré decir, con propiedad y testigos, que me he dejado la piel investigando las tumbas de faraones en la necrópolis de Sakkara, en Menfis, capital del antiguo Imperio egipcio.
Manuel Fernández (Mafersa) | Martes, 18 de Junio de 2024 a las 07:37:37 horas
Corrección al artículo:
...y en ésta necrópolis, la pirámide acodada, del faraón Zoser...
Quise decir: ...y en ésta necrópolis, la pirámide *escalonada* del faraón Zoster.
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