
Amigos lectores-as, no dudo que la primera oración que todos nosotros dijimos de pequeños fue la de “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.”
Fue el mismo Papa Juan XXII quien oficialmente introdujo esta fiesta en la Iglesia sabiendo que este gran misterio no podemos entenderlo los cristianos con nuestra razón, ya que sólo podemos comprenderlo a la luz de la Fe.
La Iglesia en el primer Concilio Ecuménico de Nicea (año 325) definió la naturaleza del Hijo respecto del Padre confesando «Que el Hijo es consubstancial al Padre», es decir, un solo Dios con él.» (CIC 242) y más tarde fue en el segundo Concilio Ecuménico (año-381) celebrado en Constantinopla cuando se reconoció al Espíritu Santo como. «Señor y dador de vida, que procede del Padre» (CIC 245).
Amigos-as, recordemos en este gran día la fecha de nuestro bautismo que fue el que nos hizo cristianos. Sí, nunca me olvidará del mal trago que pasé una vez en Brasil cuando vi a una Comunidad donde todos celebraban el aniversario de su bautismo y esto me llevó a escribirle a mi compañero Antonio Berriel pidiéndole que fuera a la Iglesia del Carrizal para ver el día de mi bautismo. Sí, alegría fue cuando a las pocas semanas me mandó un mensaje diciendo: “Paco, tú fuiste bautizado el 26 de Junio de 1940, a pocos días de haber nacido que fue el día 21 de Junio.”
Amigos-as, les confieso que desde entonces celebro la gran fiesta de la entrada de la Santísima Trinidad en mi vida.
¡A todos les deseo que pasen un feliz domingo con una buena semana¡
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