
Con 102.000 habitantes y una extensión de 102,43 kilómetros cuadrados, la gestión de una ciudad como Telde, además de una gran complejidad, comporta una incidencia en la vida de sus habitantes que muchas veces no resulta sencillo comprender en toda su dimensión.
Una buena administración, seria, responsable y honesta, tiene implicaciones directas en la calidad de vida de las personas, que son inversamente proporcionales a las que arroja una mala gestión, irresponsable, cuando no marcada por la corrupción. Desgraciadamente, en Telde hemos sufrido el segundo caso, el de una manera de gobernar que dañó nuestro prestigio y lastimó nuestro autoconcepto.
Las dos empresas públicas del Ayuntamiento de Telde –que posee el 100% de su propiedad- son un buen ejemplo de todo ello. Mientras Fomentas se encarga de la gestión de la vivienda y el suelo, Gestel lo hace de la actividad cultural. Ambas han cerrado, por séptimo año consecutivo, el ejercicio económico con superávit. Pero esto no fue siempre así.
La Empresa Municipal de Vivienda y Suelo se constituyó en el año 2000 bajo el nombre comercial –y tristemente célebre- de Urvitel. Desde su creación, solo se le conoció la edificación de 60 viviendas en La Pardilla y otra promoción de 56 pisos en La Herradura que quedó inacabada. Eso sí, en muy pocos años se convirtió en auténtico santo y seña de lo peor de la política en Telde, pues fue un elemento clave del caso Faycan (PP y CIUCA). Tanto, que protagonizó una pieza separada, el caso Europa, en cuyo transcurso se llegó a decir en sede judicial que Urvitel era una "empresa-esquela", pues allí trabajaban "tíos, primos y demás familia" de los políticos. Llegó a superar los 200 empleados. Una auténtica vergüenza y un verdadero bochorno para el pueblo teldense.
Después de que en 2007 entrara en concurso de acreedores con una deuda de 11,8 millones de euros, la empresa comenzó una nueva andadura que le permitió llevar a cabo la rehabilitación de 1.152 viviendas en Las Remudas, por la que recibió un premio de la Asociación Española de Gestores Públicos de Vivienda y Suelo (AVS). Aunque en el periodo 2011-2015, otra vez con el PP en el Gobierno local, la actividad de Fomentas vuelve a ralentizarse, a partir de 2015 esta empresa pública –que hoy cuenta con 75 empleados- expande todo su potencial.
El trabajo político comienza a dar sus frutos y llega el primer convenio multilateral con las demás Administraciones, lo que permite las distintas fases de la rehabilitación integral en el Valle de Jinámar que hoy, desde la GC-1, puede observarse con un simple vistazo. Los edificios son objeto de reformas no solo en las fachadas y cubiertas, sino que ascensores, porteros automáticos o instalaciones eléctricas –entre otras cosas- son arreglados o renovados, junto a zonas comunes como aceras, asfaltado de las principales vías, alumbrado o parques infantiles. Hoy ya se han rehabilitado 1.762, otras 62 están a punto de finalizar y pronto comenzarán 372 más.
Hemos presentado ya en el Instituto Canario de la Vivienda, para su traslado al ministerio correspondiente, un nuevo convenio para otros 376 pisos. En resumen, nos colocamos en más de la mitad de las 4.709 viviendas del parque público del barrio. Nuestro objetivo es rehabilitarlo completamente en los próximos años, sabiendo que vamos por buen camino después de que la AVS, hace apenas dos semanas, volviera a respaldar nuestro trabajo con el premio a la mejor actuación en el ámbito de la Regeneración Urbana Integrada. En esta misma línea, Fomentas rehabilitó, después de décadas de demandas vecinales, las 132 viviendas de Los Marinos de Melenara, y en estos días se adjudicarán los trabajos para la rehabilitación integral de las 496 viviendas de San José de Las Longueras.
Pero desde su enorme eficiencia y una vez cerrado el proceso concursal en 2019, esta empresa pública se ha revelado como una herramienta de gran valor para el Consistorio, afrontando otros proyectos muy importantes para nuestra ciudad. El aparcamiento modular que dentro de muy poco tendremos en Arnao, el proyecto del primer Plan de Movilidad de la historia de Telde, el parque urbano de Melenara, el mantenimiento de las instalaciones deportivas o el de las vías y aceras, son claros ejemplos. Pero también otros asuntos trascendentales como la rehabilitación de las tres escuelas infantiles municipales y su posterior gestión, que hoy permite a casi 400 familias disfrutar de una educación puntera de 0 a 3 años, o el Plan Integral de Jinámar, donde además de lo descrito anteriormente en materia de vivienda, se han renovado infraestructuras tan importantes como el Centro de la Infancia o el Centro Cívico de La Gerencia, amén de los más de 130 proyectos sociales que, junto con los vecinos y vecinas y las entidades que allí trabajan, hemos desarrollado. Todo eso lo hemos hecho a través de Fomentas, que, por descontado, ofrece una atención individualizada en los referente a procesos de desahucio o la solicitud de vivienda ante el Registro Público de Viviendas Protegidas de Canarias.
Por su parte, Gestel, que lleva la gestión cultural municipal, también presentaba en 2015 una situación crítica. Ahora es una empresa saneada y solvente, que ha triplicado, contando con el indudable respaldo de un variado público, la actividad cultural en nuestro municipio, que durante el confinamiento no solo se mantuvo sino que se amplió. A través de esta empresa municipal hemos, por ejemplo, recuperado la Feria del Libro tras siete años sin celebrarse. O puesto en valor la Escuela Municipal de Música, Danza y Teatro después de los recortes del plan de ajuste, que anulaba, entre otras cosas, el aula de teatro, que se recuperó en 2021. Hoy llegamos a más alumnos, 370, con 90 de ellos bonificados.
Las exposiciones que impulsa Gestel son constantes, y podemos contar con conciertos de artistas y grupos nacionales e internacionales de renombre como Macaco, Juan Perro, MClan, Nena Daconte o el próximo de José Vélez. También ha resultado indudable el apoyo a artistas locales. Se ha consolidado la Biblioplaya, que cada año atrae a miles de usuarios, y se han creado y ampliado los clubes de lectura, donde se producen encuentros con los autores.
Además del refuerzo de la Escuela Municipal de Folclore, hemos hecho realidad el primer museo etnográfico de la ciudad, y hemos acercado nuestras tradiciones a las escuelas y a la ciudadanía, además de hacer de Telde un lugar de visita imprescindible en la celebración de Los Finaos. Telde ha entrado en el circuito de música clásica de la isla gracias a un acuerdo con la Sociedad Filarmónica de Las Palmas de Gran Canaria, y se han mejorado las condiciones de la banda municipal. En definitiva, la situación de la cultura en Telde es diametralmente opuesta a la que padecíamos en 2015, cuando sus trabajadores, al igual que los de Fomentas, se manifestaban para recibir sus salarios.
Fomentas y Gestel, empresas públicas de Telde, representan hoy un magnífico ejemplo de entidades saneadas y solventes que, no lo olvidemos, cumplen con su cometido de ofrecer un importante servicio a la ciudadanía teldense. El enorme cambio experimentado por ambas en los últimos años nos enseña claramente las diferencias entre un Gobierno ineficaz y preocupado en ‘otras cosas’ y una Administración siempre pendiente del interés general y que trabaja por el desarrollo y la mejora de la calidad de vida de las personas.
Carmen Hernández es alcaldesa de Telde.
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