Sonsoles Martín, azote del Gobierno de Telde

Fue la mejor con diferencia. La concejala del PP, Sonsoles Martín, cada día se supera más en sus intervenciones plenarias. Hoy rayó a gran altura en un Pleno donde se pueden contar con los dedos de la mano los políticos dotados de recursos dialécticos.

Martín relevó en la portavocía a Pepe Suárez, buena gente pero poco dado a la oratoria, y el cambio ha sido para mejor.  A la también presidenta del PP y firme candidata para encabezar la lista de los populares en 2019 para el Ayuntamiento de Telde se le nota su experiencia como docente.

Salvo cuando le sale el tono mitinero y eleva la voz más de lo deseable –en el salón de Plenos no tiene sentido porque existen micrófonos y altavoces- Sonsoles Martín da la talla. Se prepara bien los asuntos y en el regate corto se mueve como pez en el agua.  Sabe  hacer frente a los ataques y aunque a veces recurre al populismo –casi todos los políticos lo suelen hacer-  como acaeció en el pasado Pleno para justificar una posición que no había por dónde cogerla en el Pleno sobre La Mareta, la portavoz del PP se está convirtiendo en el azote del Gobierno, que tiene en Carmen Hernández al mejor discurso de su equipo y de todo el Pleno.

Las arengas de Martín contra el Ejecutivo son constantes en las sesiones corporativas. En el Pleno de hoy lideró la oposición a un Gobierno en minoría que debe abrirse para evitar salir derrotado todos los meses en las reuniones que se celebran en las Casas Consistoriales de San Juan.

Y es que Martín marca diferencia, también, con los otros portavoces de la oposición. Juan Antonio Peña, de Unidos, y Guillermo Eugenio, de Podemos, son políticos jóvenes con mucho recorrido por delante. El socialista Alejandro Ramos también tiene mucho que aprender. Su discurso es disperso, contradictorio y poco consistente. Y Juan Francisco Artiles, de Más por Telde, se prodiga poco en los plenos. Lo hace en contadas ocasiones. Le gusta darle juego a sus compañeros, especialmente a Álvaro Monzón, el hombre que rehúye constantemente de la acritud y al que le gusta el consenso.