El neofascismo ha llegado a Telde. El intento de boicot del acto de presentación de Carmen Hernández a la Alcaldía es la constatación de una cadena de inclinaciones antidemocráticas que invaden la vida pública teldense. Tratar de empañar un encuentro, un mitin en democracia, enturbiar la presencia del público que se congrega en el ágora de la palabra compartida, significa iniciar una rampa peligrosa de retroceso de las libertades comunes que nos hemos dotado con el Estado de Derecho.
El grupo que fraguó el boicot actuaron con premeditación. No pasaban por allí. No fue algo casual, fortuito y aleatorio. Ni siquiera eran un colectivo de trabajadores que están en huelga. No es eso. Fue comandado. Fue organizado. Y, aún más importante, solo fue posible gracias a un caldo de cultivo previo en el que determinados partidos (PP y Ciuca) están enfangando el terreno de juego en la ciudad de los faycanes.
El neofascismo solo opera cuando antes se ha deshumanizado al adversario. Cuando se eleva contra el contrincante la categoría moral de verdad y mentira al escalafón sistemático semanal a propagar, se propicia un ambiente que, amén del oportuno despellejo personal, da luz verde para que ocurran acciones indeseables en democracia como la vivida en el rincón Plácido Fleitas de San Juan.
Suele decirse que se hace campaña en verso y se gobierna en prosa. La intimidación, el romper la armonía de tus conciudadanos, ni es verso ni es poesía. Es ‘trumpismo’. Ese que precisamente está insuflando el derrumbe de los sistemas políticos democráticos a ambos lados del Atlántico. Y eso ha llegado a Telde. Y el único jarabe aplicable es la firmeza democrática.
Antes o después, al PP y Ciuca acabará por volvérsele en contra. Les será contraproducente. Esta pinza en aras de enturbiar y confundir la contundencia con el frenesí testosterónico (¿actuarían igual si en vez de una mujer fuese un hombre el regidor y candidato de Nueva Canarias?) activa una fase de degradación en el que permiten, de ese modo, que los demás también (si quisieran, si caen en lo mismo) procedan como piensen oportuno. Telde no se merece esto. Telde no está para que le birlen la convivencia en paz. Telde no está para perder su democracia.
El neofascismo ya no utiliza los escuadrones del amanecer (la memoria de la sima de Jinámar) sino la intimidación, la bravuconería y (ahora sí) la tergiversación en modo de mentira ‘trumpista’. Ya no son los acólitos de la ultraderecha de la Transición destrozando mesas y escenarios sino la deshumanización al amparo torticero de la instantaneidad digital la que atenta contra los valores democráticos. Nueva Canarias responderá con firmeza democrática. Argumentar, reflexionar y exponer en positivo para proponer un Telde mejor y, desde luego, un baluarte inquebrantable de las libertades públicas y los derechos fundamentales.
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