Se anuncian acciones judiciales dispares contra Marco Antonio Navarro Tacoronte. A la inicial de Ángel Víctor Torres se suma ahora la de la senadora Olivia Delgado. El mediador ha involucrado desde el primer momento a la senadora, sin nombrarla directamente, pero se sobreentendía que era ella la aludida. Es normal, por tanto, que la tinerfeña decida emprender la vía judicial ante el mediador. Ahora bien, ¿tiene buen fin esta senda de acumulación de querellas contra alguien que asegura tener pruebas por doquier para acreditar todo lo que dice?
Para empezar, las querellas se presentan no se proclaman de antemano. Habrá que ver cuántas de esas querellas que distintos políticos están pregonando, realmente llegarán a ser registradas. Con todo, eso es secundario, ya puestos. Lo importante es detenerse en lo que subyace en las acciones judiciales contra el mediador: ¿es un loco? El historial judicial de Navarro Tacoronte es escandaloso. Por eso mismo asombra cómo alguien así ha sido capaz de meterse hasta la cocina del PSOE en Canarias y, por lo que se va conociendo, con acceso también en Madrid y otras latitudes. Navarro Tacoronte vende ante los medios de comunicación una trama que, dada su presunta enjundia, manifiesta que lo de Luis Bárcenas se queda pequeño con el caso Mediador.
Vencedores y vencidos. Se va acotando la disputa judicial. Ante las querellas de unos, las pruebas del otro. Lo que ocurre es que, salvo la titular del Juzgado de Instrucción Número 4 de Santa Cruz de Tenerife, nadie sabe lo que hay dentro de los dos terminales móviles del mediador. Es una selva en la que los demás se adentran judicialmente sin saber qué hay al otro lado. El mediador marca los tiempos.
Ángel Víctor Torres no estaba metido en esto. Cuestión que incluso el propio mediador comienza a deslizar en sus intervenciones últimas. Él trata de vincular al presidente del Gobierno de Canarias haciendo ver que sí sabía de su presencia en la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, lo que nos lleva a la convicción de que la consejera debe asumir responsabilidades políticas precisamente para no perjudicar a Torres. Por cada día que Alicia Vanoostende permanezca en el Ejecutivo a la vez que crece el caso mediador, el riesgo exponencial de quemar al aruquense se multiplica.
Navarro Tacoronte podrá ser todo lo que quieran. Pero no es un loco. No actúa sin más. Está midiendo el ritmo. Sabe lo que hace. Y es así porque él conoce el contenido de los dos teléfonos móviles. Los demás, aun aquellos que interpondrán las querellas, desconocen que sacará de la manga el mediador el día del pleito. Estamos ante un callejón sin salida. O judicialmente gana (es un decir) el mediador o lo hacen los cargos políticos que van contra él a modo de reacción. Torres no está en esto. Pero si terceros no se apartan, acabarán por hacer que pague el aruquense los platos rotos, y sin necesidad.






















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