Algunas privatizaciones pintan muy peligrosas. Hay ocasiones en las que se pone de manifiesto la importancia de contar con un escaño canario en Madrid. Aquella voz propia. Está en pleno debate la privatización de las torres de control de los aeropuertos de Bilbao, Santiago de Compostela, Palma de Mallorca, Málaga-Costa del Sol, Gran Canaria, Tenerife Sur y Tenerife Norte. Es decir, la decisión del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana afecta a tres aeropuertos canarios, precisamente los que más volumen de pasajeros y negocios maneja por año y, por ende, los más rentables.
Enseguida asoma la duda pertinente de si la privatización implica un potencial negocio. Ya Felipe González y José María Aznar en la década de los años noventa privatizaron de lo lindo. Que ahora sea justo las torres de control aumenta la inquietud ciudadana. Así las cosas, no será ni PSOE ni PP los que traten de paralizar esta acción innecesaria. Por el contrario, serán ERC, Bildu y BNG (los partidos nacionalistas periféricos) los que, de paso, harán el favor a Canarias de detener semejantes sangría. ¿Tan necesario e imperioso se antoja privatizar las torres de control del aeropuerto de Gran Canaria y de los dos de Tenerife? La gestión del tráfico aéreo está mejor en manos públicas.
En el archipiélago los aeropuertos son mucho más que un bien esencial. Son el nudo gordiano del tejido de movilidad de esta tierra. ¿Por qué hay que privatizar? ¿Por qué justo lo hace un Gobierno de coalición de izquierdas? Pedro Sánchez da luz verde a una orden ministerial que coloca a las islas en una encrucijada. Para eso, si tanto les incomoda, que Madrid ceda la competencia al Gobierno de Canarias. Nada de rentabilidades posibles a costa del movimiento de la sociedad canaria en el que coger un avión no es un capricho, ni para ir a la península o al extranjero ni para dar un salto a otra isla. De hecho, por desgracia es recurrente en la península críticas a la bonificación de los viajes como un derecho conquistado en Canarias.
La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, pone en jaque a tres aeropuertos canarios. ¿Conocía el Gobierno de Canarias esta orden ministerial o les han pillado por sorpresa? Tanto si lo sabían como si no, la ministra deja en mal lugar al Pacto de las Flores. Y tendrán que ser, si acaso, ERC, Bildu y BNG los que frenen a Raquel Sánchez. Veremos cómo termina este trance pero está tardando el Gabinete autonómico en reclamar la competencia para sí en vez de prestarse al juego de las privatizaciones con las que terceros ganan dinero. Privatizar las torres de control, encima en las islas, es innecesario e inoportuno. Mejor que siga siendo público.























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