En el fondo, todos alegan al medio plazo. Incluso, el grupo periodístico que en breve creará Canal Red; la nueva televisión de izquierdas que competirá con La Sexta. La ministra de Trabajo y Economía Social aspira a una idílica plataforma transversal que, en realidad, luego quedaría en nada; otro ‘errejonismo’ que sale caro electoralmente. Unidas Podemos necesita saber, lógicamente, qué será de sí mismo como partido. Y ya se sabe que sin aparato no hay política organizada posible. Y, mientras tanto, pende la gobernabilidad de comunidades autónomas y ayuntamientos en la cita de mayo. Casi nada.
A estas alturas, la izquierda debería echarse a temblar. O, mejor dicho, Pedro Sánchez. Porque Sánchez llegó a La Moncloa gracias a Pablo Iglesias y, si quiere repetir, que querrá, necesitará al espacio de Unidas Podemos, con la gallega solo no le basta ni por asomo. Las cuentas están claras. Por no mentar la ventaja demoscópica que hoy por hoy tiene la derecha.
Lo malo es que cuando pasan los días y las semanas y no se avanza en la negociación, de momento todo queda en la presión mutua, eso genera desencanto. El electorado de izquierdas no está en las peleítas de las planchas y los puestos. El ejemplo de Andalucía debería valer para hacer saltar las alarmas. Yolanda Díaz llegó a vicepresidenta y ministra gracias a Unidas Podemos. Ella tenía carné del PCE. Y ahora pretende que este partido se diluya. Un tiro en el pie.
No cabe duda de que Unidas Podemos tiene razón en este debate. Aunque la gallega no cederá pues la presión en Madrid se intensificará para que resista. Estamos ante una carrera de coches dirigidos al precipicio del barranco a la espera de quién se aparta primero. Aquí tendría las de perder la gallega. En el peor de los supuestos, Unidas Podemos presenta a su propia candidata, logra los veinte escaños al estilo de IU con Julio Anguita y a resistir en el páramo de la oposición a son del PP con el neofascismo en La Moncloa. Y vendrán otros tiempos. Y en esos tiempos venideros nadie se acordará de Yolanda Díaz.
El batiburrillo en Canarias al respecto está presente. Noemí Santana será candidata por tercera vez: 2015, 2019 y 2023. Ha sido un socio cómodo en el Pacto de las Flores. Aunque eso es un riesgo precisamente para Santana. Su equipo ha hecho una gestión importante en materia de igualdad, visualización de la mujer rural y el reconocimiento de la mirada autocentrada (canaria) en las políticas públicas que ejecuta desde la consejería que les tocó en el reparto. Un trabajo silencioso de las escalas intermedias que, por desgracia, no tiene el eco que merece. Como no reaccionen pronto en cuanto a partido, y Yolanda Díaz asuma la realidad, la factura en mayo sería costosa. La transversalidad de la gallega no tiene recorrido. Sin partido, viene la nada.























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