Todo indica que la emisión de bonos convertibles (obligatoriamente en acciones en 5 años) por 130 millones de euros será suscrita en su mayoría por actuales accionistas extranjeros en el Grupo Prisa (‘El País’, Cadena Ser…). Es decir, será Amber Capital (en el presente es el mayor accionista con un 29,9%) y Vivendi, un fondo de inversión británico y un grupo francés que anida en el sector de las telecomunicaciones y el entretenimiento, respectivamente, los que ganen terreno galopante en el principal conglomerado mediático en España.
Dicho en plata, los accionistas clásicos (familia Polanco e incluso, si me apuran, el Banco Santander) pierden relevancia. Es más, cuando se masculló que Vocento tenía interés en comprar el Grupo Prisa, entonces el Banco Santander era un puente accionarial fundamental para que la operación fuese exitosa. Por lo tanto, aun los accionistas que adquirieron fuerza de la mano de Juan Luis Cebrián hace una década mal contada, han optado ahora por una retirada discreta o por una actitud pasiva.
Lejos queda cuando ‘El País’ se fundó en 1976 y Manuel Fraga ambicionaba controlar el periódico. Se vislumbraba que el rotativo sería esencial para acompañar al sistema político ungido en la Transición y, de tal modo, pronto se confirmó. Cada sistema político tiene, por lo general, su propio cosmos de medios de comunicación. Si desaparece el primero, suele hacerlo también lo segundo. Quizá, ‘ABC’ (Vocento) sea la excepción, con una línea editorial conservadora, junto a ‘La Vanguardia’, afín a la tradicional burguesía catalanista.
En la mañana de ayer, la bolsa aplaudía la noticia con una subida del valor de la acción, que se distanciaba de la barrera psicológica de los 30 céntimos. De confirmase esta tendencia, el oxígeno financiero del Grupo Prisa habrá calmado a los mercados. La deuda supera los 900 millones de euros. Resta saber si todo esto tendrá ánimo de permanencia o es solo una jugada para ganar tiempo. Uno de los factores para calibrarlo será si Joseph Oughourlian (que no es un editor clásico) continuará pasado el 2023 electoral o, por el contrario, buscará una salida que le permita rentabilizar (o no perder tanto) lo que invirtió en su momento.
Si a finales de 2023 se corrobora, encuestas en ristre, que la siguiente legislatura tendrá al PP y Vox en La Moncloa, estos irán a por el Grupo Prisa. Santiago Abascal no repetirá, desde la Vicepresidencia, el rol de Soraya Sáenz de Santamaría que contemporizó con Juan Luis Cebrián. Vox querrá laminar a ‘El País’ y la Cadena Ser. Aunque, fruto de la crisis sistémica, con estos medios no le será suficiente al PSOE para retornar al poder. Los cambios mediáticos que estamos viviendo resultan vertiginosos, e irán a más. La izquierda, de momento, no está en condiciones de igualar la pugna periodística. Las coordenadas mediáticas reinantes durante el esplendor del bipartidismo dinástico (1977-2015) han caducado. Más pronto que tarde, se comprobará el compromiso de Joseph Oughourlian, si es un editor tardío o un inversor nómada.
























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