Statistiche web
El tiempo - Tutiempo.net
695 692 764

Jueves, 04 de Diciembre de 2025

Actualizada Jueves, 04 de Diciembre de 2025 a las 17:36:14 horas

Cuando UGT rompió con el PSOE

TA ofrece la columna diaria de Rafael Álvarez Gil

direojed Jueves, 05 de Enero de 2023 Tiempo de lectura:

Nicolás Redondo fue uno de los primeros desengañados con el ‘felipismo’. Él, que había acompañado a ‘Isidoro’ (nombre de guerra en la clandestinidad de Felipe González), fue poco a poco desencantándose con las políticas económicas que desplegó el PSOE, su partido, tras la arrolladora victoria electoral de octubre de 1982. En un proceso gradual, acabó por entender que el proceso de concertación con el PSOE jugaba en contra de los intereses del sindicato y, por su parte, años después, el propio partido sentenció el fin de la doble militancia (PSOE y UGT). De hecho, en los estatutos actuales del PSOE tan solo se señala la preferencia sindical de militar en UGT.

 

La reconversión industrial dejó tocada a UGT. No entendía lo que estaba sucediendo a raíz de unos ministros que practicaban medidas neoliberales, que se adelantaban a la Tercera Vía de Tony Blair. Pronto, Carlos Solchaga llegó a decir, más o menos, que la mejor política industrial es la que no existe y que España es el país donde uno se hace rico más rápido. Era la cultura del pelotazo y de la ‘beautiful people’ con la que se codeaban unos dirigentes que se habían despojado de las chaquetas de pana.

 

Ya con Antonio Gutiérrez al mando de Comisiones Obreras, Nicolás Redondo fue de la mano para convocar la gran huelga general que paralizó España: el 14D de 1988, en el que el corte de la emisión de TVE a medianoche (la única junto a La 2) hizo medio éxito. Este es el hito mítico que aún colea en la memoria del sindicalismo de clase. Ninguna cita huelguística posterior llegó al alcance de aquella. El Plan de Empleo Juvenil de Felipe González era, en palabras de Manuel Vázquez Montalbán, una mili laboral. Nicolás Redondo convocaría otras huelgas generales, junto a Comisiones Obreras, en 1992 y 1994.

 

El poder socialista no evitó que Comisiones Obreras sea el primer sindicato del Estado. Un millón de afiliados no es ninguna broma. Un ejército de trabajadoras y trabajadores que son imprescindibles para que cualquier partido de izquierdas pueda acariciar La Moncloa. Los tiempos de Nicolás Redondo fueron los que fueron. En cierta medida, remaba contracorriente pues la entrada al mercado comunitario y la bonanza económica no propiciaban la cultura sindical. Hombre de Baracaldo, Margen Izquierda del Nervión, estuvo en un PSOE españolista cuya línea prosiguió su hijo Nicolás Redondo Terreros. Nada que ver con Ramón Jáuregui que apostó por la confluencia con la izquierda vasquista de Euskadiko Ezkerra.

 

Se avecinan años de conflictividad laboral y social. La desigualdad aumenta y aquel horizonte de expectativas que se respiraba en los ochenta y noventa de saber que, con esfuerzo, se iría a mejor, se finiquitó. La precariedad impera. Y mucha cultura sindical hará falta para organizar a una legión de precarios que se antoja como el proletariado posmoderno, anclado en el sector servicios y lejos de los convenios colectivos de la aristocracia obrera de la fábrica. Otro mundo.

Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.22

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.