La encuesta canaria

Ayer se dio a conocer el Sociobarómetro de Canarias que tiene el sello gubernamental fruto de una colaboración con la UNED. Es normal, y saludable democráticamente, que las administraciones (central y autonómicas) propicien y publiquen sondeos electorales con carácter periódico. Lo que no evita que se monte el runrún de turno por los medios de comunicación no afines al Ejecutivo que suelen agitar las dudas sobre su fiabilidad. Nada nuevo bajo el sol.

Con todo, los datos que arroja el Sociobarómetro de Canarias certifican un ascenso socialista (de 25 escaños en 2019 a 27-30) y de NC (de 5 a 5-7) en detrimento de la caída de CC (20 a 15-18) y Unidas Podemos (de 4 actas se queda tan solo en 2). El PP sube pero no tanto como en otras latitudes del Estado: de 11 a 14-16 representantes. Se presupone que el campo de trabajo no incluye al nuevo partido del tinerfeño Alberto Rodríguez. Este es el abanico parlamentario que dibuja. Y más allá de lo concreto, lo importante es quedarse con la tendencia.

Esto es, el PSOE será primera fuerza en Canarias. De hecho, sería uno de los pocos territorios que le daría una alegría a Pedro Sánchez el cuarto domingo de mayo de 2023. El talante de Ángel Víctor Torres, sondeo en mano, tiene premio electoral. El PSOE ha desplazado a CC en el epicentro del sistema de partidos en las islas, posición que CC gozó desde 1993 a 2019. Y por mucho que lo intente ahora, eso no se recupera tan fácil pues depende de condicionantes estructurales que se les escapa a Fernando Clavijo y Ana Oramas.

Que el PSOE repita los 25 escaños, suba un poco o directamente baje por el mero desgaste y la cuestión del conflicto saharaui donde ha protagonizado todo un volantazo, entre otros extremos, es lo de menos para el aruquense. Él intuye que va a ganar y tienes razones para ello. Preferirá reeditar el Pacto de las Flores. Pero si tiene que hacer otra cosa, no dudará ni un segundo en hacerlo. Y CC por una Vicepresidencia y tres consejerías mata políticamente, se pondrá a precio de saldo. Esto genera una desconfianza natural que sobrevuela en NC y Unidas Podemos. Lo anormal sería que estuviesen inmutables ante esa posibilidad y, por ende, mascullan (léase NC) jugadas a ejecutar en los pactos, por si se estima pertinente practicarlas. Todo ataque merece un contraataque. Y el precedente de 2019 en Gran Canaria, con el PSOE insular enfilando a NC, habla por sí solo. Siendo realistas, a Torres los números en el Parlamento le es indiferente hasta cierto punto. Hará lo que tenga que hacer y si eso supone pactar con CC también lo llevará a cabo.

Aunque fuese el principio del fin del PSOE en el archipiélago. De hecho, cuando al PSOE le va mal e inicia su retroceso electoral es cuando tira de CC. Es la tónica. Ayer, el Sociobarómetro de Canarias dijo que no hará falta. Pero en mayo nadie, absolutamente nadie, se acordará de esta publicación y el magisterio de Maquiavelo imperará.