En apenas unas horas Pablo Iglesias logró recaudar vía internet los 105.000 euros que precisa la creación de un nuevo canal de televisión. De hecho, enseguida superó, de largo, esa barrera económica que se sumará a lo que pongan los anunciantes. La idea es clara: ante la falta de pluralidad mediática en los quioscos, radios y abanico televisivo donde predomina la derecha, es preciso abrir espacios mediáticos inspirados en la izquierda ideológica. Así de simple. Hasta ahora no había sido posible porque disponer de una rotativa o de los equipos técnicos para emitir en antena valía lo suyo. Hoy internet lo ha cambiado todo. Y la revolución mediática es imparable.
Se llamará Canal Red. Emitirá a partir de enero de 2023 y lo hará mediante YouTube. Tendrá informativos, debate y los programas habituales que hasta la fecha han estado albergados en el diario digital ‘Público’. Vamos, será como otro canal de televisión. Eso sí, lo novedoso es que rompe el tablero mediático porque periódicos de izquierdas no ha habido más allá de ‘El País’ que más que socialista fue ‘felipista’; si no que le pregunten a José Luis Rodríguez Zapatero que fue enfilado por el Grupo Prisa desde que llegó a Ferraz, es más, su primera entrevista concedida llegado a La Moncloa fue a Pedro J. Ramírez (‘El Mundo’). Las excepciones de ‘Mundo Obrero’ (órgano del PCE) y ‘Público’ tuvieron escaso eco en papel.
Canal Red competirá con La Sexta. Y lo hará justo tras la crisis del periodismo que se sufre desde que se destaparan los audios del comisario Villarejo que reflejaron cómo el presentador Antonio García Ferreras jugó burdamente contra el pacto de izquierdas y contra Unidas Podemos, aunque aparentase él y La Sexta ser progresistas. Y es que los que están detrás de La Sexta son los que lo están detrás de Antena 3 y la cabecera conservadora ‘La Razón’. Este último diario precisamente cuando nació en 1998 lo hizo con la aspiración de robarle protagonismo editorial a ‘ABC’ (Vocento), estando ya José María Aznar gobernando con mayoría simple.
Los cambios que van a sobrevenir son tanto políticos como mediáticos. Son las dos caras de la misma moneda. Y toda crisis sistémica política tiene su alcance insoslayable en el universo mediático. Por cada sistema político (Segunda República o Transición) concurren medios de comunicación diferentes, es una regla general. Y el desmoronamiento de la Segunda Restauración conlleva disrupciones y oportunidades jamás pensadas. El PSOE no volverá a gobernar por sí mismo. Lo que viene a significar que el PSOE tampoco retornará ‘per se’ al Ejecutivo de la mano de ‘El País’ y la Cadena Ser (Grupo Prisa). Esto era posible cuando imperaba el bipartidismo dinástico.
En la actualidad es inimaginable. De ahí, que se espere una confrontación política y mediática (es lo mismo) creciente en los próximos años. Y en estos parámetros se sostendrá la pugna partidista y la sostenibilidad económica de los medios de comunicación, en términos generales. Cuando los medios acusan flaqueza editorial (bajo perfil) es el primer síntoma de la caída en la cuenta de resultados que experimentarán. Y, para otros, suponen ventanas de oportunidad.
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