El PSOE sin las izquierdas territoriales está condenado a la irrelevancia. Sin ERC, EH Bildu, BNG, Nueva Canarias… no podrá gobernar. El PSOE dinástico y sistémico está contraído desde hace años, desde que las secuelas de la Gran Recesión de 2008 y el ‘procés’ dispusieran que estamos en otra dimensión del sistema del 78. Es más, los pactos de la Transición están materialmente rotos. Y es aquí donde caben dos claves que merecen ser sopesadas, una estatal y otra canaria.
Primera la estatal: una gran coalición con el PP, sea expresa o tácita, con o sin entrar en el Ejecutivo, no es solución para el PSOE. Al contrario, es persistir en la caída electoral e institucional. Así pues, el ruido que ha generado el episodio del protocolo entre Pedro Sánchez y Felipe VI es algo más que un hecho aislado. Sánchez trató de evitar los abucheos que sistemáticamente la extrema derecha le ofrece a son del desfile. Al rey no le pitan. El rey espera en el coche. Vox aplaude al rey. Y luego es el PSOE el que hipoteca su futuro al monarca. El PSOE está atrapado en su condición de actor del neoturnismo. Y así, poco a poco, cada vez son más visibles sus limitaciones.
Segunda la canaria: vuelven los tambores de guerra en Telde, Santa Lucía de Tirajana, Teror, Arucas… Por acción o por omisión una parte del PSOE retomará la guerra contra Nueva Canarias. Lo que implicará que ese PSOE miré hacia otro lado el día de la conformación de los consistorios tras la cita con las urnas (Santa Lucía de Tirajana, por ejemplo) o busque alianzas antinaturales con el PP (Teror y Arucas).
Y todo ello nos lleva a la reflexión final que trae a colación el título de la columna: ¿era necesario revestir la sede de la Presidencia del Gobierno de Canarias con la rojigualda? Canarias está reconocida como una nacionalidad en su Estatuto de Autonomía. Si el PSOE no defiende la plurinacionalidad, que precisamente es lo único que le permitirá entenderse con las izquierdas territoriales frente a la amenaza del neofascismo que afectará al PP, el tablero no dará más de sí. Para rematar la faena la Policía Canaria desfiló en Madrid.
Algo inimaginable que hubiera hecho los Mossos d'Esquadra o la Ertzaintza. Nueva Canarias y Unidas Podemos son socios del Pacto de las Flores y, lógicamente, han mostrado su incomodidad al respecto. Hay gestos que denotan una sobreactuación que no ayudan a sostener la plurinacionalidad en el Estado que, de paso, es el factor que sostendrá o condenará el futuro del PSOE. Gestos que, por otra parte, repelen la posibilidad de defender con énfasis el republicanismo que históricamente caracterizó al socialismo. Así las cosas, los colores en la fachada de la Presidencia del Gobierno en Canarias y apuntalar a Felipe VI mientras te ataca Vox (que se derrite por el monarca) desvela contradicciones que, con el tiempo, serán cada vez más difíciles de sortear por el PSOE. Basta con repasar la Historia de España de los dos últimos siglos y sus consecuentes ciclos constitucionales.





















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