¿Se puede determinar, casi por completo, la política canaria con tan solo tres escaños? Sí en cuanto que el sistema electoral, muy desproporcional y favorecedor de los territorios insulares por encima del criterio poblacional, especialmente antes de la reforma estatutaria de 2018, favorece que ante dos bloques definidos una especie de árbitro decida quién gobierna. Porque el valor de los escaños del partido de Casimiro Curbelo reside en que no se debe a disciplinas de partidos sino, a efectos prácticos, a la particular voluntad de su liderazgo en La Gomera. Esto es lo que se ha encargado de recordar Curbelo hace ahora una semana en sus declaraciones en una entrevista publicada tanto en ‘La Provincia’ como en ‘El Día’.
Si algo distingue a Curbelo, al político, es que acumula largos trienios y sabe perfectamente que en sus manifestaciones, en cómo las module, descansa el impacto. Es conocedor de que debe medir las palabras. Por tanto, la forma en la que expresó su deseo de que continúe el Pacto de las Flores supone, en realidad, un aviso. Dicho de otra forma, si no estuviera en cuestión (dado el horizonte electoral con los sondeos estatales en mano) el Pacto de las Flores, no habría ninguna necesidad de manifestar lo que de por sí ya se sabe: que se prolongue aquello que razonablemente funciona bien y en el que las diversas siglas progresistas se sienten cómodas. Pero Curbelo vino, de esta forma tan sutil, a advertir de que todo aquello que pudiese suceder políticamente en 2023 no será porque él lo quisiera. En términos coloquiales, se está curando en salud.
El gomero atesora la experiencia sobrada para intuir la catarsis que puede sobrevenir. Si algo distingue precisamente al escenario político presente es su inestabilidad, apenas nos asisten certezas. Pero vayamos más allá a son del Pacto de las Flores.
Si no hubiera posibilidad de reeditar la gobernabilidad actual y vamos abocados a una experiencia de gobierno, por ejemplo, del PSC-PSOE y CC (por aquello de ser los más representativos en sede parlamentaria) en principio las tres actas de ASG no se antojan matemáticamente imprescindibles. Y así es. Sin embargo, la importancia de Curbelo no es en este caso (en un pacto de derechas sí lo sería) cuantitativa sino cualitativa. La seguridad que entonces aportaría ASG a ese pacto que superaría, con creces, los 36 escaños (con independencia de quién ocupe la Presidencia y la Vicepresidencia respectivamente) no es la sumatoria ‘per se’ sino la neutralización de una posterior moción de censura. En un sistema parlamentario, una vez investida la persona que ocupe la Presidencia, esta podría luego deshacerse de su socio de Ejecutivo y surfear la inercia que le viene dada. Es lo que hizo Fernando Clavijo cuando expulsó a los consejeros socialistas en la legislatura 2015-2019, una vez investido no tuvo el menor interés en aferrarse al acuerdo suscrito. Y Clavijo (o Ana Oramas) si pudiese, volvería a hacerlo. En fin, Curbelo se puso en valor y, de paso, se postuló a una potencial Presidencia como fórmula salomónica para apaciguar posibles tensiones entre Ángel Víctor Torres y Clavijo/Oramas. Entrelíneas, dijo mucho.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.48