Santa Cruz y CC

Decir verdades duele, especialmente a nivel orgánico pues chirría a los partidos. José Manuel Bermúdez dijo recientemente que si hay que pactar con Vox lo haría. Es decir, hay que conservar la alcaldía a toda costa y si eso implica entenderse con la extrema derecha neoespañolista pues se paga la consabida factura en aras de que CC conserve el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Feudo antaño que en 2019 el PSOE le arrebató, por un periodo. Por tanto, Bermúdez está dispuesto a costear semejante precio político (impensable para un nacionalista canario) o, directamente, a saber qué es peor, él se siente cómodo ideológicamente con el neofascismo. Y si luego expresa que solo es para gestionar la recogida de basuras o la limpieza de parques y jardines, no deja de ser una forma sibilinamente ‘light’ de blanquear a la ultraderecha mesetaria.

Pero vayamos más allá. Bermúdez podía haber indicado otras opciones antes que acurrucarse con los de Santiago Abascal. Por ejemplo, se antoja (de lejos) mucho más razonable forjar una alianza con el socialismo santacrucero antes que entablar parlamento con Vox. Pero el actual regidor no dijo nada al respecto. Para él no hay variantes intermedias, más prudentes, más sensatas. Vox y sanseacabó. Y enseguida ATI lo mandó a callar, a rectificar lo dicho. No porque no lo comparta sino porque no es políticamente correcto justo decirlo ahora. Si están dispuestos en CC a tragarse el sapo de aupar a Vox institucionalmente, tendrán que teatralizarlo en el escenario poselectoral y sobreactuar desde un fingido duelo político. El alcalde se adelantó a la dirigencia de CC.

Incluso, podemos apurar aún más el relato argumental. Si CC está deseando pactar con Ángel Víctor Torres en 2023 por aquello de recuperar poder, algo de poder, en el Gobierno de Canarias (no están seguros que con el PP sumen por sí solos; y ASG y Vox no casan) lo suyo sería hacer lo propio con el PSOE en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Pero claro, resulta que el ‘clavijismo’ montó una moción de censura contra Patricia Hernández aprovechando los zigzagueos, qué casualidad, de un Ciudadanos desnortado y en concurso de acreedores en términos políticos. Dicho en plata, al registrar la mencionada moción de censura en la capital tinerfeña, CC fue a lo que fue: a reconquistar el terreno perdido justo en las coordenadas en las que ATI se siente más cómoda; esto es, expulsando al PSOE. Con procedimientos distintos, Bermúdez mediante censura, Fernando Clavijo antes vía cese, CC está acostumbrada en atacar al PSOE. Goza desalojando al PSOE de las diversas instituciones del archipiélago. Y en Madrid estila votar en contra.

Bermúdez y, por ende, el ‘clavijismo’ prefiere al PP que al PSOE. Aun al PP del intento de las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Lanzarote y Fuerteventura en tiempos en los que José Manuel Soria tenía mando en plaza ministerial. Ese PP gusta a ATI. Aunque ese PP no puede, para juicio de CC, superarle en ediles en Santa Cruz de Tenerife, o donde fuera. La calculadora se rompería. Una cosa es que el PP sea muleta de ATI y otra que le desborde electoralmente, amén de Alberto Núñez Feijóo​. Y, si se tercia, priorizan a Vox y lo meten en el gobierno. Ahora bien, llegado el caso, a ver cómo explican a Torres y al PSOE que desean las tres consejerías autonómicas a la par que el neofascismo toca poder en el consistorio de Santa Cruz de Tenerife. Ni por asomo, cuadra.