Esa calle de Telde

Aún en Telde hay una calle que conmemora el 29 de abril: la culminación de la conquista castellana escenificada en la caldera de Tirajana, allá donde hoy, más o menos, se ubica el museo de La Fortaleza en Santa Lucía de Tirajana. Un momento que irradia imperialismo y la culminación de una prolongada invasión, guerra, pillajes y esclavitud, ¡casi nada!, una fecha que, en fin, retuerce la memoria de vencedores y vencidos. También hay una vía, todavía más grande, en Las Palmas de Gran Canaria con idéntico nombre.

Eso sí, en la ciudad de los faycanes, a diferencia del ayuntamiento capitalino, ha habido largos gobiernos nacionalistas con Francisco Santiago y Carmen Hernández como primeros ediles, respectivamente. Telde, con creces, es un feudo electoral de NC, un enclave donde la izquierda canaria está muy arraigada. A fin de cuentas, Francisco Santiago ganó siempre las elecciones en las que se presentó como candidato hasta 2011; gobernara o no luego fruto de los pactos. La tarea de modificar la mencionada nomenclatura sigue, por tanto, pendiente. Y es que en Las Palmas de Gran Canaria los regidores de Unión del Pueblo Canario (UPC), Manuel Bermejo y Francisco Zumaquero, dispusieron de un corto intervalo (1979-1980) para revertir la ignominia.

Con todo, tiempo ha trascurrido sin haberse hecho una justicia reparadora en esta calle ubicada en Los Llanos, muy cerca de la plaza de San Gregorio. En realidad, parece una travesía pues está partida en dos de cara al tránsito de coches, hay una parte (la más cercana en su orientación a la plaza referida) que es estrictamente peatonal. Una partición protagonizada por una edificación antigua que, bien mirado, es como si en un acto rocambolesco quisiera recordar año a año que hay divisiones patentes que merecen ser subsanadas.

Lo fácil aquí sería mirar hacia otro lado pues se estila en una gran corriente del municipalismo del Estado que el ajetreo diario de un consistorio se reduce al rol de gestoría: que el alumbrado funcione, que el camión de la recogida de la basura pase a su hora, que no concurran atascos… lo de siempre. Y es así. Sin embargo, el municipalismo es mucho más. No olvidemos que también los alcaldes del franquismo trataban de hacer lo mismo y, en cambio, bien que inyectaron loas al franquismo entre los vecinos gracias a tener mando en plaza. Esa visión de los municipios como gestoría es, ciertamente, interesada; por no decir antidemocrática en cuanto que trata de desfigurar el valor de la política. ¿Entonces para qué votamos cada cuatro años? Bastaría con sacar un concurso al que se presentasen todas las gestorías que quisieran…

La alcaldesa Hernández tiene a mano, por dignidad del pueblo canario, enmendar este error histórico que Telde arrastra desde los inicios de la democracia. Que ya son décadas… Y, vista la representación actual que conforma el consistorio teldense, hay mayoría para respaldarla. Y más vale hacerlo ahora y no después de 2023 cuando Vox, posiblemente, coseche ediles que emborronen la vida pública en Telde con su neoespañolismo mesetario. Vox entraría a costa de robarle los votos a Ciuca. Nueva Canarias puede subsanarlo. En menos de dos meses vendrá otro 29 de abril, una cita que excita al neofascismo, ese franquismo sociológico que antaño acudía religiosamente a la caldera de Tirajana a teatralizar la rendición del pueblo canario. Toda una vergüenza. Urge arreglarlo, sin más dilaciones ni pretextos.