Ángel Víctor Torres está llamado a liderar un frente antifascista en Canarias. Dará igual entonces si el PSOE sube dos, baja un poco o se mantienen igual, con 25 diputados sobre una Cámara compuesta por 70 representantes. Será primera fuerza el PSOE pues CC está a la baja demoscópicamente y si el PP en Castilla y León aumentó escasamente (una victoria pírrica) en las islas será similar las expectativas que le aguardan. No hay más.
Las tendencias políticas desgranadas tiempo atrás, fruto de la interpretación de la derivada histórica y el eje territorial, se han ido confirmando una tras otra a agrandes rasgos. CC es la otra derrotada indirectamente del 13F: sin Vox no podrá gobernar en el archipiélago. CC sufre un ocaso. Se aferrará a las tres consejerías que pudiese, si acaso, darle el PSOE. Pero, en realidad, ya el escenario es otro: para Torres tendrá CC que elegir entre sumarse al frente antifascista o negociar Fernando Clavijo con la ultraderecha; siempre y cuando Vox quiera saber de CC, que esa es otra. Quizá, si CC presenta a Ana Oramas como candidata, al menos, Santiago Abascal querrá negociar con el ‘clavijismo’. Es asombroso cómo Clavijo ha logrado, primero, que CC perdiese la centralidad del sistema de partidos disfrutada desde 1993 y, segundo, protagonizar un declive progresivo que entregue a CC a las manos de Vox. El ‘clavijismo’ dinamita a CC.
Todo esto se irá reforzando en la próxima cita con las urnas en Andalucía. El auge del neofascismo no es algo pasajero. Durará un periodo largo. Y el PP sin la ultraderecha no es nada. Por eso he venido subrayando, desde hace tiempo, que un retorno potencial del PP a La Moncloa no tendría nada que ver con el de 1996 (José María Aznar) y el de 2011 (Mariano Rajoy). Estamos en otra dimensión histórica. Se finiquitó el neoturnismo. Presenciamos la degradación de la Segunda Restauración. Los grandes dilemas que procuró, mal que bien, resolver el poder constituyente en 1978 asoman de nuevo.
Torres tendrá, por tanto, que articular una respuesta isleña a la decadencia del sistema del 78, a su indiscutible crisis sistémica. El PSOE en Canarias no puede ni podrá ser el mismo que opera en la península al estilo del bipartidismo dinástico, en evidente retroceso. El PSOE que quiera sobrevivir electoralmente en el siglo XXI tendrá que prepararse para nuevos retos ideológicos que superan el ciclo constitucional aún vigente. Y el asunto va por territorios. Vox es, en puridad, una respuesta al ‘procés’. Y de esto irá la agenda política en los siguientes años; como aconteció en la Transición y como sucedió previamente en la Segunda República. El motor constitucional, sus causas, sinergias y traspiés, es el mismo de siempre en España. En el archipiélago Vox tendrá una fuerza institucional escasa pero la suficiente para hipotecar a CC; y lo hará precisamente por la deriva que esta ha tomado amén del ‘clavijismo’. Advertido fue. Y Torres tendrá que resituarse para una segunda legislatura nutrida por claves que desbordan la mera gestión. La ideología gana peso. Confrontamos una etapa sociopolítica de envergadura. Ya se atisba en el horizonte.






















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.96