De UPN a Oramas

Cuando los personalismos desbordan a las organizaciones, también se nota a nivel interno a son de la indisciplina de voto. Sobre todo, cuando la representación es mínima y no se trata, por consiguiente, de un amplio grupo parlamentario. UPN le reclama a sus dos diputados en Madrid que devuelvan el acta. Y lo ha reprochado enseguida, sobre la marcha, sin esperar a ninguna cumbre por celebrarse. Ana Oramas aún es diputada a pesar de que desautorizó lo mandatado por CC al votar en contra en la sesión de investidura de Pedro Sánchez en los primeros días de enero de 2020. El pulso en UPN tiene pinta de que persistirá pues son conocedores del daño que produce. Oramas, por su parte, se ciñó a la multa impuesta y, hoy por hoy, Asamblea Majorera y demás críticos aceptan lo que hay como si se tratase de un mal caído del cielo con sabor providencial e irrevocable.

Si importante era la convalidación del decreto ley de la reforma laboral, igual o más lo fue la sesión de investidura. A fin de cuentas, sin esta no hay manera de arrancar la legislatura. Han transcurrido dos años y Oramas sigue. Y, no siendo menos, nadie le discutiría que repitiese en idéntica plancha al Congreso de los Diputados o se convierta en la candidata a la Presidencia del Gobierno de Canarias. ¿Dónde queda CC? Ha pesado más Oramas que el partido. Y, obviando la ligera repulsa inicial, la lagunera hizo y deshizo y los demás aceptaron los hechos consumados. "Le digo no, no y mil veces no", le espetó Oramas a Sánchez desde la tribuna al tiempo que se montaba el revuelo. Pero no solo se lo decía a él. El misil iba dirigido asimismo al Gobierno de coalición en Canarias compuesto por los mismos socios que en Madrid: PSOE y Unidas Podemos; más NC y ASG en el archipiélago.

El sector del PSOE en Gran Canaria que ansía pactar con CC a ver cómo le explica a Ferraz la credibilidad de potenciales aliados con semejantes precedentes. CC se comporta como UPN. Y estos, la derecha navarra, rezuma el espíritu carlista y requeté de antaño. Con UPN y Ciudadanos Sánchez no irá a ningún lado. Y Oramas, que personifica CC por la voluntad sobrevenida fruto de su libre apetencia, mañana podrá volver a las andadas con el PSOE.

La presión para que Pedro Quevedo no deje el escaño aumentará de aquí a junio. Sánchez no puede permitirse un avance de la legislatura con tanta fragilidad. Y Oramas, acompañada, hará lo que quiera pues ya sabe que luego los suyos tendrán que digerir esos hechos consumados… NC cumplirá con lo acordado. Pero el dilema surge. Y NC debe asegurarse que contará con representación propia en los próximos comicios electorales. Una parte del PSOE querrá que así sea. La cosa está en cómo se confeccionan las listas llegado el momento procesal oportuno. En 2019 hubo turbulencias. Pequeñeces de escaso recorrido por parte de los que no entienden, ni desean entender, que los designios de una crisis sistémica (la del 78) sobrepasan los personalismos y sus intereses alicortos. Los que lo intuyan y sepan adaptarse, sobrevivirán. Los que no, serán presos de las traiciones políticas inesperadas; rubricadas por UPN u Oramas.