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Lunes, 20 de Octubre de 2025

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Rafael Álvarez Gil Rafael Álvarez Gil

Reforma por escaño

TA ofrece la columna diaria de Rafael Álvarez Gil

direojed Lunes, 17 de Enero de 2022 Tiempo de lectura:

La ministra de Trabajo y Economía Social está empezando a interiorizar, de verdad, la falta de apoyos por parte de las izquierdas plurinacionales a la reforma laboral. Ahora observa que no es un juego ni malabarismos de primaria. Se centró en el diálogo social y quizá dio por hecho que los socios habituales se sumarían sin más a apoyar el texto. No es el caso. Es lo que Pere Aragonès vino a transmitirle en la cena a solas que tuvo con Yolanda Díaz la semana pasada: ERC va en serio. Y derogar era derogar. Por supuesto, ERC está convencido de sus argumentos (con la reforma la Administración no ostenta el control de los ERE ni desaparece el abaratamiento del despido, entre otras cuestiones) pero, al mismo tiempo, sabe que electoralmente no le interesa que la plataforma futura de la gallega tenga en Catalunya un feudo como lo tuvo Pablo Iglesias vía Ada Colau. Y esto es aplicable, más o menos, a Euskadi y Galicia. De hecho, Díaz y el BNG mantienen manifiestas diferencias también con la reforma laboral.

 

El problema de la izquierda española es la cuestión territorial e identitaria. Cosa que a la derecha no le sucede tanto, más allá del PNV o la otrora CiU. Pero con las encuestas en la mano, hoy por hoy, en España gobernaría el PP con la ultraderecha de no ser por Catalunya y Euskadi. No existe una izquierda centralista y jacobina. De ahí, la impotencia del PSOE mesetario ante las declaraciones vertidas por Podemos en el asunto que se tercie. Sin bipartidismo dinástico al PSOE solo le resta entenderse con los nacionalismos periféricos. Y la misma receta le vale a Díaz.

 

A los que apoyan con frecuencia al Ejecutivo de coalición le sale razonablemente barato negar la convalidación del decreto ley de la reforma laboral. Porque en estas semanas se ha arrojado, cuando el PSOE apela al PP a que la respalde, que muy de izquierdas no será para sus respectivas bases electorales. Y a este frente de EH Bildu, ERC y BNG (está por ver qué hacen PNV y Más País) les encantará confrontar con Ciudadanos como potencial escudero último de Sánchez y Díaz. La gallega arriesga mucho: es su candidatura la que dependerá, en gran medida, del desenlace parlamentario de su medida estrella.

 

Tanto NC como CC ampararán a PSOE y Unidas Podemos. La patronal canaria no quiere problemas y ve con buenos ojos lo que Antonio Garamendi haya suscrito. Intersindical Canaria no está a favor y avisa, como otros también hacen, que derogar era derogar. Intersindical Canaria lanza su criterio pero los dos escaños isleños en Madrid no lo siguen. Lo que Pedro Quevedo y Ana Oramas voten no tendrá, a diferencia de Catalunya y Euskadi, una cuenta concreta a pagar: Unidas Podemos está en el Pacto de las Flores y desmarcarse en el archipiélago, en principio, nada les reporta. Sobre todo, a CC. Otra cosa es NC. Con todo, que Quevedo rescate a Sánchez y Díaz es un buen argumento para que el PSOE, llegado el momento, reedite la lista conjunta con NC al Congreso de los Diputados. En las islas el proletariado está en la hostelería y no en la industria, y eso tiene sus inconvenientes. Con el voto positivo de Quevedo queda abierta la posibilidad de repetir el entendimiento de la izquierda canaria, como en 2015 y 2016.

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