Un sueño

GREGORIO VIERA

Hoy, en la última reflexión de la pluma del Faycán de esta temporada quiero dedicarla a los sueños, y lo hago, sin saber a ciencia cierta si en la próxima temporada el presentador y director del Mostrador Ezequiel López va a seguir contando con este espacio, La pluma del Faycan, que lleva en las antenas para cuatro años.

Lo dejaré en sus manos, a su parecer y mejor hacer, sabiendo que como profesional de la comunicación elaborará un espacio como él sabe, con los ingredientes necesarios para que el mismo sea referente de las ondas en la provincia de Las Palmas.

Pero quería en este momento poner sobre la mesa los sueños, pero no como lo contextualiza John Allan Hobson psiquiatra e investigador del sueño estadounidense, que lo define como: “La actividad mental que ocurre en el sueño se caracteriza por una imaginación sensomotora vivida que se experimenta como si fuera la realidad despierta, a pesar de características cognitivas como la imposibilidad del tiempo, del lugar, de las personas y de las acciones; emociones, especialmente el miedo, el regocijo, y la ira, predominan sobre la tristeza, la vergüenza y la culpabilidad y a veces alcanzan una fuerza suficiente para despertar al durmiente; la memoria, incluso de los muy vívidos, es tenue y tiende a desvanecerse rápidamente después de despertarse a no ser que se tomen medidas especiales para retenerlo”. Me refiero a esos sueños despiertos, que dejan volar nuestra imaginación en el convencimiento de construir un mejor futuro.

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