MANOLO OJEDA
Querido amigo. Si hay algo peor que fracasar es que ya no te importe. Me parece mayor pecado la resignación que la venganza. Es típico de los pueblos el ensañarse con los más débiles, pero no todo el mundo está dispuesto a aguantarse eternamente.
Recuerdo de cuando el Ayuntamiento de Telde tenía personal de servicio uniformado con traje gris y gorra de plato. Entre ellos estaba un personaje de ya cierta edad que deambulaba por la Plaza de San Gregorio entre la barbería y la parada de taxis. Siempre iba de uniforme y gorra y, los ociosos que andaban por allí, solían saludarlo con un toquecito en la gorra y un "Buenos días, fulanito", dejándole al pobre la gorra enterrada hasta los ojos. Y así siempre y con las consiguientes risitas del personal de turno.
Hasta que un día, harto que estaba ya nuestro hombre, se le ocurrió tomarse una venganza sibilina.
Se tomó el trabajo de fabricar y colocarse un cartón con alfileres debajo de la tela de la gorra, de modo que, cuando alguien venía a saludarle con el clásico toquecito, se pinchaba la mano hasta los huesos con los afilados alfileres. Entonces era él el que, con una mueca extravagante, se reía.
Y es que, entre poner la otra mejilla y el ojo por ojo, es preferible aplicar también la Ley del Talión.
Un abrazo y hasta pronto, amigo.
Manolo Ojeda es natural de Telde y galerista de Arte.

























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