¿De qué se ríen?

Probablemente esta sería la pregunta que se haría un extraterrestre o un foráneo que, por un casual, echase un ojo a las páginas de este diario y viese las imágenes de los y las señoros y señoras concejales, ediles postulados y postulantes, sonrientes. Sorprendidos y estupefactos, digo, quedarían estos extraterrestres al comprobar que, justo al lado de las fotografías de estos viejos personajes públicos, desgastados rostros de siempre, sonrisa electrificada, “dientes, dientes”, como decía la Pantoja, se muestran las imágenes de un pueblo en ruinas, de una ciudad devastada y abandonada.

No hay más que ver el panorama para quedarse sin aliento: palmeras que cortan el acceso a un barrio, socavones en las carreteras; marquesinas derribadas por el viento; los centros deportivos cerrados; los barriadas sin alumbrado, basuras rebosantes. Los coches abandonados junto a los demás desechos y basura, que forman ya parte degradante de nuestro paisaje y patrimonio. Y por si esto fuera poco, un aviso de huelga de los basureros para el día diez que amenaza con pudrir aún más esta ciudad estancada.

Mientras, ellos y ellas, en imágenes congeladas siguen sonriendo, símbolo y seña de la lejanía estratosféricas que separa a los políticos locales de la realidad teldense.

Y es que, hay tener mucho rostro para presumir de déficit cero en la ciudad cuando los servicios públicos se han desmantelado y externalizados, cuando Telde es el municipio de Gran Canaria con el agua más cara de todos los municipios grancanarios. Pero eso sí, las tasas se pagan en Valora donde los ciudadanos hacen colas en la calle porque ¡ay! Si te retrasas en el pago debes pagar cuarenta euros de enganche.

En este contraste tan primaveral y preelectoral, (se avecinan tiempos emocionantes, sobre todo para ellos) no deja de causar confusión y extrañeza, la sonriente imagen de quienes se presentan para ser votados, y a su vera, las demandas y continuas quejas de los vecinos por el estado lamentable y de abandono que sufren los barrios una ciudad, Telde, que languidece desde hace ya mucho tiempo.

Y ellos riendo, en el pleno, en sus púlpitos, desternillados de risa, y encantados de conocerse. Mientras, los vecinos acuden de madrugada a la cola del paro, o esperan y desesperan por las ayudas de urgencia, a causa de unos servicios sociales desbordados y los vecinos daguantano, pero el estómago no espera, porque la rabia se encalla y acanalla a cualquiera. Por eso, porque juegan con fuego, con el hambre y la dignidad, me pregunto, se preguntarán ustedes o cualquier foráneo o extranjero mirando este diario: de qué se ríe esta gente.

Nieves Rodríguez Rivera es profesora de Lengua y Literatura y escritora.