Repetir como candidato a la alcaldía o dar el salto a la institución insular, eso es lo que masculló Augusto Hidalgo de un tiempo a esta parte. La decisión ya la tiene tomada, cambio de aires, aunque puede que aun tenga tiempo de desdecirse a pesar del coste a asumir. Quien crea que el Cabildo de Gran Canaria es una extrapolación electoral si más del ayuntamiento capitalino, se equivoca de pleno. Es en este municipio donde las dos grandes marcas electorales (PSOE y PP) obtienen sus mejores resultados y luego en el resto de la isla se difuminan. Es decir, la ola (la que sea) se diluye. Es lo que le sucedió a José Manuel Soria en 2003 cuando, siendo un regidor en boca de todos, con el PP de José María Aznar en buenas horas y con la economía como un tiro, cosechó la mayoría absoluta en la Casa Palacio de Bravo Murillo por la mínima, llegó muy apurado. Casi se le va de las manos. ¿Qué ocurrió? Que su popularidad y buenos resultados en la capital fueron amortiguados en las urnas por el resto de Gran Canaria. Si entonces fue así de crudo, más vale que Hidalgo se conciencie de lo que puede deparar en 2023.
Si fuera conservador, en lo personal, Hidalgo apostaría por repetir como primer edil capitalino. No hay dos sin tres, reza el refrán. Pero Hidalgo, como es natural, tiene ambición; quiere seguir escalando. Es lógico. Lo que ocurre es que orgánicamente tiene a medio partido con otras preferencias, justo los que aceptan a Ángel Víctor Torres solo porque ganó las elecciones. ¿Tomará partido el aruquense en el congreso insular? Si no lo hace, el precedente es el que es: ya Hidalgo perdió en su agrupación la votación a secretario local. En 2023 no habrá ‘miniola’ electoral a favor del PSOE como en 2019, una cosa es Torres y otra la generalidad de las instituciones; es lo que atestigua, hoy por hoy, los sondeos estatales. Ya concurre un desgaste en La Moncloa. De ahí, que ya asomen las dudas sobre aquellos que desearían seguir en la plancha al consistorio o bien mudarse a la calle Bravo Murillo. Han comenzado las quinielas porque en función de quién gane el conclave insular, qué sector del socialismo grancanario, la lista futura será una u otra…
Si Hidalgo asumiese continuar donde está, se finiquitaría el runrún que coloca a la ministra Carolina Darias (hay otros nombres) como candidata al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. A Darias le interesa retornar a Canarias en 2023. Si las derechas vencen en el Estado, sin adelanto electoral por parte de Sánchez, Darias puede quedarse totalmente descolocada en términos políticos. Los billetes de regreso no se dispensan todos los días. Dicho en plata, el puesto actual de Hidalgo tiene varios competidores. Mientras tanto, él puja por el Cabildo. Pero la capital es una cosa y la isla es otra electoralmente. Soria lo probó; cómo será entonces en 2023 al calor del multipartidismo vigente… El congreso regional será un paseo militar para Torres, el poder aglutina lo que no está escrito. El proceso insular tiene pinta de tornarse en un Stalingrado que el presidente del Gobierno ya desearía pacificar. Lo que acontece es que los nombres en liza se juegan el todo por el todo. Gladiadores que podrían morir políticamente y que saludan al césar desde la arena.
Rafael Álvarez Gil es columnista de TELDEACTUALIDAD.
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