Por si alguien aún a estas alturas no lo sabe el 8 de marzo se va a llevar a cabo una huelga internacional de mujeres. Convocada por más de 170 países, sobran las razones para hacerla.
Su objetivo no es otro que movilizar a la mitad de la población para hacer patente no sólo el trabajo de la mujer, el visible y el invisible, sino también la desigualdad reinante en todos los niveles sociales. No sólo es cuestión de brecha salarial, ni del techo de cristal que soportan las mujeres por razón de su sexo: su ausencia en todos los puestos de poder o de máxima representación sigue siendo mayoritaria como se ha conocido recientemente en Canarias, donde no hay ni se ha propuesto a ninguna representación femenina para para formar parte del Consejo Consultivo, el Diputado del Común o la Audiencia de Cuentas en Canaria.
Mientras que en el campo educativo son las mujeres las que han tomado la delantera, incrementando el número no sólo de estudiantes universitarios sino de niveles de éxito, esto no se refleja en la sociedad ni ha supuesto una equiparación salarial, sino todo lo contrario. La brecha salarial entre hombres y mujeres según los datos del INE es un 21%. La distribución de roles tradicionales en la sociedad sigue penalizando a la mujer: son las ellas quienes realizan el 70% de las tareas doméstica y las encargadas mayoritariamente del cuidado de los hijos y los enfermos.
La desigualdad de género incide directamente en la violencia ejercida sobre las mujeres: según el Instituto de la Mujer, cada hora y 20 minutos se produce un caso de abusos, acoso y agresiones de índole sexual. ¿No hay razones suficientes?
Sobran las razones para que todas las mujeres hagamos un frente común y denunciemos con esta huelga la necesidad de revisar el modelo de sociedad patriarcal en que vivimos. Sólo la lucha de las mujeres hará posible el cambio. Nadie lo hará por nosotras, somos nosotras quienes debemos empujar el cambio que beneficiará a ambos sexos.
Sindicatos, colectivos feministas y distintas agrupaciones llaman a esta huelga justa y necesaria. Por todas las que no podrán hacerla, por las silenciadas, por las que ni siquiera son conscientes de esta necesidad, me sumo a esta huelga internacional de mujeres el ocho de marzo.
Nieves Rodríguez Rivera es profesora de Lengua y Literatura.

























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