Hace un año que te fuiste para no volver. Fue una despedida prematura, silenciosa e inesperada y en uno de los mejores momentos de tu vida.
Sabemos que allí donde te encuentres seguro que seguirás siendo el Wilfred de siempre: buen padre, hombre simpático, alegre, cariñoso, socarrón, cercano, colaborador y trabajador. Un atentico y fiel amigo, sobre todo, buena gente.
Era un disfrute compartir contigo los muchos momentos que coincidíamos. Fue una suerte el haberte conocido y de lo que estamos muy agradecidos.
Que sepas que aquí siempre te tendremos presente y se te seguirá queriendo.
Nos enseñaste que la vida hay que vivirla, tanto en los buenos como en los menos buenos momentos, con amor , optimismo, fraternidad y fomentando la amistad
La siguiente reflexión tuya, que nos dejaste antes de tu marcha, resume todo lo aquí dicho: "Ni antes ni después. Todo llega cuando tiene que llegar. Disfruta de cada momento del camino".
Siempre nosotros, Wilfre.
Tus amigos.
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