Corren tiempos de confinamiento, de enfermedad, de dolor y soledad, de miedo, y por desgracia de muertes. Nos asolan la ausencia o el fallecimiento de amigos y vecinos que otros tiempos fueron importantes para nuestras vidas...
nos enteramos tarde de la noticia. Es un pena!
Si, es tiempo, por desgracia, de lo invisible, del absentismo humano...del "encuentro desierto", del abrazo perdido, de la esperanza del sueño por volver a vernos las caras y abrazarnos sin miedos.
Todo esto viene a cuento porque hoy me dieron la noticia de que un vecino, conocido de Telde había fallecido días atrás. Su nombre: Antonio Juan Ramírez Granados, más conocido por Antonio Matacán.
Recuerdo tomar unos vinos en su Bodegón Capri, cerca del cine, llevada en un principio por su padre, de nombre Juan, y luego por él cuando éste enfermó.
Un rincón para encontrarnos con amigos y conversar de lo que acontecía en Telde. También asumió los bares de la Asociación de Vecinos en Cazadores y la Sociedad de San Antonio.
Era un hombre afable, buena gente como decimos los canarios. Su afición se centraba en el mundo de las antigüedades, donde años después me mostraba su "preciado tesoro" en su pequeña "isla de San Gregorio": todo un museo del pasado de la historia de nuestro pueblo canario y de su Telde.
A su querida.madre, Modesta Granados, cubana de nacimiento, a sus hijos Antonio Luis, Irina y Raysa Ramírez Ramírez...tan preciados por éste que escribe. sus hermanos Pepín, Pury, Lola, Maricarmen y Marimar.
Antonio falleció el 13 de enero...y pocos no nos enteramos... incluso muchos de sus amigos, allegados como yo.
Corren tiempos raros...
que no nos avasallen el más mínimo sentimiento de humanidad. Gloria y Honor!
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