Si no lo ha leído, se lo recomiendo. 'El frenazo mental de Ruth Sánchez' es un reportaje del compañero Victoriano Suárez publicado en este periódico a partir del testimonio valiente de una actriz, Ruth Sánchez, que se ha visto obligada a dejar temporalmente los escenarios tras sufrir una crisis de ansiedad. Además de que está muy bien contado, el artículo acerca al lector con respeto a una realidad cada vez más presente, pero todavía bastante estigmatizada: la incidencia de la salud mental.
En plena efervescencia profesional, cuando mejor le iban las cosas, actuando en Madrid y bordándolo en una obra, 'Moria', tan excepcional como exigente para sus dos únicas actrices protagonistas, la mente, y con ella, el cuerpo de Ruth, le dijeron, a su manera, basta. Sin aviso previo. Casi de la noche a la mañana. Y tuvo que parar. O más bien, su salud la obligó a parar.
Un ritmo de vida acelerado, las autoexigencias personales y profesionales y la falta de descanso pudieron formar parte del cóctel de factores que frenaron a Sánchez, pero que, si se fija, constituyen el 'modus vivendi' de cualquiera de los mortales de ciudad de hoy en día, atosigados por una sociedad que pone el foco en el trabajo, en la sobreexposición virtual y en el éxito.
La vida nos arrastra por una corriente, más bien un rápido, y tenemos la sensación de que si nos paramos, perdemos el tren. Y puede que lo perdamos, que nadie nos espere. Por eso relatos como el de Ruth Sánchez nos ponen deberes: la necesidad de replantearnos nuestro ritmo diario y el que nos impone la sociedad y la obligación de dejar de relativizar, unas veces, o estigmatizar otras, la salud mental. Yo estoy en ello.
























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